¿Se parecen la pandemia de coronavirus y la gripe española?

Cuando te acercas a los librosde historia, asustan los paralelismos entre ambas pandemias.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La tercera ola del coronavirus avanza imparable. Preocupan, y mucho, las cifras en toda España -en toda Europa-. Seguimos a vueltas con las diecisiete políticas que tenemos ante el covid. Toques de queda a qué hora. Cerrar o no la hostelería. Confinar o no.

Y mientras, la vacunación, que va muy lenta. Cuando te acercas a los libros de historia, asustan los paralelismos con aquella otra gran pandemia a la que los españoles le dimos nombre: La Gripe Española. No lo olvidemos, pudo acabar con la vida de 50 millones de personas en todo el mundo. Algunos llevan la cifra a los 100 millones. Entonces, una España pobre y atrasada afrontó problemas parecidos a los que tenemos hoy en día, y una segunda oleada que fue demoledora.

La que entonces fue llamada “la enfermedad del día” o la “enfermedad de los tres días” llegó a España coincidiendo con las fiestas de San Isidro de 1918. Aquella primera ola carecía de las trazas de pandemia feroz que mostraría la segunda ola. La gripe convencional era ella un enemigo habitual y temible de una sociedad pobre como la española.

En efecto, en otoño de 1918, una segunda ola muchísimo más mortífera y feroz se hizo presente. Todo parece indicar que como consecuencia de una mutación. En muchos lugares de España se cerraron colegios y universidades, e incluso se aplazaron las Fiestas del Pilar. Saltó el debate científico sobre cómo combatir la plaga, aunque -frente al mundo anglosajón- mascarillas y confinamientos fueron una excepción absoluta en aquella España de necesidades básicas. España se batió inerme contra un enemigo invisible al que no podía vencer.

No será hasta la década de los treinta que se aisló al pequeño monstruo que acabó con la vida de millones de personas. Se habló mucho de sueros, e incluso hubo vacunas que llegaron a España, celebradas por todo lo alto por la prensa- pero aquella vacunación fue un puro caso de palos de ciego ante un enemigo para el que el mundo no estaba preparado.

Sólo en España, 300.000 personas pudieron morir de la terrible enfermedad. La Gripe Española aún asolaría a la humanidad con una tercera y cuarta oleadas antes de desaparecer de la misma manera, sigilosa y siniestra, con la que había reptado hasta hacerse infame un lugar entre los hombres.