La independencia de México: ¡Viva Dolores!

 El vacío de poder provocado por la invasión francesa, y la expansión de las ideas liberales por toda América, dieron nacimiento a algo nuevo 

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 16 de septiembre de 1810 España llevaba ya dos años sin Rey, luchando a la desesperada contra Francia en la que ha pasado a la historia como nuestra Guerra de la Independencia. Ese día, el cura Hidalgo, el precursor, convoco a la población de Dolores frente a su iglesia. No sabemos lo que dijo, pero sí que aquel grito -elevado a la categoría de mito nacional- ha pasado a la historia. Fue el hito que dio pie a una guerra que acabaría con la soberanía española sobre el conocido hasta entonces como Virreinato de Nueva España.

No será hasta 1821 que se certifique en el campo de batalla esa independencia. El destino quiso que Fernando VII tuviese en la mano conservar quizás el título de Rey de un México independiente, pero la España restaurada no estaba abierta a componendas. El vacío de poder provocado por la invasión francesa, y la expansión de las ideas liberales por toda América, dieron nacimiento a algo nuevo, que no se podía contener con las formulas añejas de la Europa del Congreso de Viena.

Más de doscientos años más tarde, México ha pasado por muchos avatares. Su territorio fue cercenado al norte por los Estados Unidos. (Como dijo un presidente mexicano “México, tan lejos de Dios y tan cerca los Estados Unidos”). Al sur, Guatemala, Costa Rica, Honduras y Nicaragua rompieron con México tras la caída del Primer Imperio Mexicano: Un exotismo efímero que trajo la independencia. México volvería ser imperio otra vez -esta vez bajo el reinado de un improbable monarca de la casa de Austria-, pasaría por las manos de generales y de libertadores, de liberales y de demócratas de partido único. En el camino se inmortalizaba la identidad conflictiva que retrata Quarón en Roma. No en vano, hablamos de cerca de ciento treinta millones de mexicanos.

Las relaciones con la ex metrópoli nunca son fáciles, y en el siglo XX las relaciones con España quedaron rotas durante la Dictadura. Tras la muerte de Franco, en 1977, reestablecieron los lazos políticos entre España y México. El rey Juan Carlos visitaba un año más tarde el país. Comenzaba en definitiva lo mejor de la amistad entre México y España, que no han dejado de fructificar desde entonces.