La ley de amnistía de 1977

La Ley de Amnistía fue en último término un paso necesario y valiente de una España que quería ser una y no dos enfrentadas.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Mientras el mundo sigue dando vueltas, nosotros en España continuamos dándonos de cabeza con nuestra propia historia. La última, la pretensión del PSOE y Podemos de revisar en la Ley de Memoria Democrática los efectos de la Ley de Amnistía de 1977.

El ministro de la presidencia; Félix Bolaños, ha ido tan lejos como para afirmar que una comisión analizaría posibles inercias del Franquismo hasta 1982. Cuando la constitución llevaba ya cuatro años en vigor. De nuevo, la historia como arma política y como amnesia colectiva. Para no pocos historiadores, de nuevo, se trata poner en peligro el legado de la Transición a la democracia, y todo lo que se ha construido en España desde entonces.

Ahora siguen las matizaciones y los enredos de costumbre. La realidad es que lo que hoy critica tanto el PSOE y sus socios de gobierno fue celebrado en su momento como un gran logro del camino a la democracia y la reconciliación por sus mayores del PCE. Pero eran otros tiempos.

La Ley de Amnistía fue en último término un paso necesario y valiente de una España que quería ser una y no dos enfrentadas. Un ejercicio de realismo político tan otros tan notables como la Ley Para la Reforma Política o la legalización del Partido Comunista. Y sobre todo la Constitución de 1978. Lo construido en aquellos años, no lo olvidemos, es el arco de entrada, con sus luces y sombras, al periodo más brillante de la historia reciente de España. Parece que algunos se empeñan en derribarlo.