Visita a Guetaria de el Juan Sebastián Elcano en su quinto centenario

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Juan Sebastian Elcano ha visitado Guetaria, la tierra del hombre que da su nombre a este barco único. Un vasco para la historia de España, y la del mundo, que lideró la epopeya en la que por primera vez el hombre dio la vuelta al mundo. La primera circunnavegación del globo.

Cuatrocientos años más tarde, siglos riquísimos además para nuestra historia naval, España se quedaba sin buque escuela en el que afinar la formación de sus futuros oficiales. Era necesario un buque que estuviese a la altura. 

Eran los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, pero fue un industrial republicano -el bilbaíno Horacio Echevarrieta- el que recibió la comisión de llevar adelante la construcción de ese barco. Su nombre iba a ser Minerva. Pero el día en el que se puso oficialmente la quilla al barco, Echevarrieta pidió a Primo de Ribera, y este accedió, dar al nuevo buque el nombre de uno los más ilustres marinos vascos: Juan Sebastian Elcano.

El Elcano fue botado en 1928, en su primer viaje, Alfonso XIII fue un pasajero excepcional que presagiaba lo ilustre de la historia del nuevo bergantín goleta de la armada. En sus cerca ya de cien años de historia, el Elcano ha sido el hito máximo de la formación de nuestros marinos. Una universidad de la mar sobre las olas, que contó entre sus alumnos con el príncipe de España -futuro Juan Carlos I- en 1958, y décadas más tarde, en 1987, con su hijo, el hoy rey de España Felipe VI. En el día de su partida, una foto para la historia: Tres generaciones de la Familia Real, el almirante Don Juan de Bórbón, su hijo don Juan Carlos y su nieto el Principe de Asturias, al bordo de un barco que simboliza como ningún otro la vocación marinera de España.

El Elcano ha sido embajada flotante e itinerante. Ha llevado lo mejor de nosotros a los principales puertos del mundo. Siempre presidido por Minerva, que perpetua la historia del barco, al ser la imagen orgullosa de su mascarón de proa. Su autor, el escultor bilbaíno Federico Sáenz Venturini, amigo de Echevarrieta y republicano como él, y que quizás sin saberlo, contribuyó con su arte, a dar aún más brillo a una de las más bellas manifestaciones que España tiene en nuestro tiempo.