Ángel Expósito: “¿Cómo es posible que nadie se haya planteado un auténtico pacto nacional del agua?”

- 3 MIN

Durante todo el día de hoy, aquí en COPE nos hemos propuesto hablar del agua. Mejor dicho, de la falta de agua. Porque la sequía se está convirtiendo se ha convertido ya en un problema de primera magnitud. Mira, hemos recorrido la comarca de Los Monegros, muy cerca de Zaragoza. Lo que siempre se ha conocido como el desierto de Los Monegros. Eso de siempre. Así que imagínate ahora.

¿Sabes? tengo la sensación de que la Política en España y, en gran medida, nosotros los periodistas también, vivimos en otro planeta.

Se nos llenan la boca (y los guiones) de politiqueo, de Cataluña, de la última sandez de Echenique, de fotos cínicas como la del sofá de Pedro y súper Yoli, cuando muchíííísimos españoles se pasan el día mirando al cielo a ver si llueve. Porque, literalmente, les va la vida en ello.

Enseguida hablamos de los presupuestos, de la campaña electoral, del caos en el Poder Judicial. Pero antes, datos sobre la sequía:

A pesar de las últimas lluvias caídas en nuestro país, las reservas actuales de agua embalsada apenas superan el 30%, unas cifras que son las más bajas de las tres últimas décadas. La mayor sequía de los últimos 30 años.

Termina el año hidrológico situándonos en uno de los tres años más secos de la serie histórica y que ha estado marcado por olas de calor intensas y por las escasas precipitaciones que han sido un 25% inferiores a al media.

El 75% del territorio español se encuentra en grave riesgo de desertificación. El clima árido, desde mediados del siglo XX ha avanzado a un ritmo de 1.500 kilómetros cuadrados al año, algo similar a la isla de Gran Canaria o a 204 mil campos de fútbol. Cada año.

Aquí, en la zona de Los Monegros la despoblación es casi absoluta. Y las perspectivas y la demografía no van a cambiar la tendencia. En sus más de 276 mil hectáreas de territorio tan sólo viven 20 mil habitantes.

20.000 personas que, como digo, se pasan las madrugadas rezando para que llueva. Esas lluvias son escasas y cada año caen menos.

Hablamos de un desierto natural y de una de las áreas esteparias más impresionantes del sur de Europa. Y llama la atención que por aquí al lado pasa el Ebro. Por cierto, impresiona ver cómo se nota el descenso del caudal del río Ebro.

Aquí los inviernos son muy fríos con temperaturas que suelen bajar de los 2º, incluso hay muchos momentos bajo cero, mientras los veranos son especialmente tórridos superando muchas veces los 35º.

De los pocos habitantes que viven en esta zona, cerca del 90%, se dedican a la agricultura, eso sí de secano, en su mayoría cereal, porque prácticamente no hay zonas de regadío. También los hay que se dedican a la ganadería sobre todo porcino y ovino.

Apenas llueve diez o veinte días al año. El agua está muy bien gestionada. Gota a gota. El consumo de cada vecino es controlado telemáticamente a través de una empresa que también dirige el bombeo que lleva el agua desde la potabilizadora a las casas.

¿Y sabes qué? Me pregunto cómo aguantan, cuánto quieren a sus raíces y a su tierra. Raíces cada vez más secas y tierras cada año más desérticas. E insisto, tengo la impresión (y la certeza) de que no nos acordamos de esta gente. Ni nosotros ni la Política.

Y concluyo: ¿Cómo es posible que nadie se haya planteado un auténtico pacto del agua, un pacto nacional del agua?

En este sentido, ¿el Ebro es cántabro, vasco, riojano, navarro, aragonés o catalán? Y quien dice el Ebrom digo el Guadiana, el Dueño, el Tajo o lo que queda de ellos

¿De verdad no hay nadie por ahí arriba que considere y reconozca que afronte y plantee un pacto nacional del agua?

¡Ah! Y mi posdata. A vueltas con los Presupuestos Generales del estado, o lo que es lo mismo, con esta burda maniobra de comprar votos, eso sí, con tu dinero y el mío.