Ángel Expósito: "En España politizamos hasta las catástrofes de los incendios forestales"

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Como ya estamos en campaña, nos volvemos locos con los mítines, las frases hechas con polémicas tan falsas como absurdas y, hoy especialmente, con el montaje de una recepción escogida en Moncloa.

Como 'Su Sanchidad' ha empezado el rodaje de "Salvar al soldado Sánchez" nos olvidamos de lo importante. Nos señalan la luna y nos fijamos en el dedo.

Se baja del Falcon y nos obnubila. Recibe a unos cuantos elegidos y abre los telediarios.

Por eso en La Linterna nos gusta salirnos del carril. Las campañas son importantes, no seamos necios, pero mucha gente está sufriendo lo imposible y apenas les hacemos caso.

Exactamente eso ocurre con las víctimas, perjudicados y afectados de por vida por los incendios forestales que han asolado España este verano. No debemos olvidarnos.

Estamos en el Puerto de Miravete, Cáceres, al borde casi de la autovía de la Plata. En las puertas del parque natural de Monfragüe. Uno de esos fuegos desastrosos que no se nos deberían olvidar. Ni a los políticos, por supuesto, ni a nosotros los periodistas.

¿Sabes cual es la magnitud real de los incendio forestales de este verano en España? La cifra oficial habla de 275.000 hectáreas arrasadas. Pero, ¿comprendemos cuál es ese territorio?

Si sumamos todos los incendios: los de Zamora, Orense, Cáceres, Valencia, Barcelona, Zaragoza, Ávila, Tenerife... Así hasta esas 275.000 hectáreas equivalen a casi todo el territorio de la provincia de Álava. Esos 2.750 kilómetros cuadrados son más que toda la provincia de Vizcaya. Más que toda la superficie de la isla de Tenerife.

Coge un mapa de España, pinta de color negro la provincia de Álava, esa superficie es la quemada por los incendios forestales sólo este verano de 2022 repartidos por toda España.

¿Y sabes qué? Creo que no somos conscientes de la magnitud de la catástrofe. De los años y años que tardarán en recuperarse esos montes, si es que lo consiguen. No somos conscientes de ls ruina de miles y miles de personas que han visto arder sus pastos, sus animales o que ven arruinarse sus negocios rurales.

Suele ocurrir. Los medios llamamos a los alcaldes, a los bomberos y a los vecinos durante los días clave. Los políticos se pasean para hacerse los interesados, inolvidable la foto del presidente del Gobierno aquí al lado, al norte de Cáceres, y cuando se va la Unidad Militar de Emergencias... si te he visto no me acuerdo.

Y no hay derecho. ¿Y ahora qué? Desde el punto de vista natural ¿esto es recuperable? ¿Cuándo? Desde el punto de vista económico ¿Qué va a hacer esta gente? ¿Bastarán las ayudas, si es que llegan?

Y la madre del cordero: ¿Habremos aprendido algo? ¿Las autoridades cambiarán las políticas de conservación? Me da a mi que no, que no habremos aprendido nada y que tampoco las autoridades, tampoco cambiarán sus complejos pseudo ecologistas.

En este sentido, seamos sinceros, asistimos, somos partícipes y sufrimos un complejo ecologista absolutamente miope. ¿Cuántas veces hemos oído este verano que el campo lo cuida el ganado y los pastores? ¿Hay alguien más interesado en cuidar el monte y el campo que la gente de campo y de monte?

¿No se nos cae la cara de vergüenza cuando damos lecciones de conservacionismo y medio ambiente, eso sí, desde un despacho y pisando moqueta?

El fuego no entiende de lindes, ni estatutos de Autonomía o competencias. Las llamas saltan los cauces de los ríos (por cierto, unos ríos cada vez más secos), las llamas cruzan autovías de seis carriles. No saben si aquí gobierna el PSOE o allí el PP con Vox o Esquerra Republicana.

La coordinación y las políticas anti incendios deberían ser políticas nacionales. No puede ser que un agente forestal aquí, en Monfragüe, esté mejor o peor que su colega de la Sierra de la Culebra. No puede ser que la UME actúe en Cataluña y en el País Vasco solo ante la hecatombe absoluta.

El daño ecológico es para toda España, para todo el Sur de Europa, no sólo para el terruño autonómico de turno.

Lo dicho, pisando estas cenizas en el Puerto de Miravete no puedo mostrarme demasiado optimista de cara al futuro. Por el cambio climático, por la sequía, por la mala suerte de las tormentas eléctricas... y, seamos sinceros, por el despendole político en esta España nuestra.

¡Ah! Y mi posdata: aquí politizamos hasta las catástrofes.

Cuando arrancó el verano con el incendio en la Sierra de la Culebra (Zamora), el desastre era la Junta gobernada por PP y Vox.

En medio, el Gobierno culpó al cambio climático, eso sí, desde Extremadura donde gobierna el PSOE.

Cuando terminaba el verano con el incendio de Bejís y el horror del tren en Valencia, entonces, el presidente nos pidió no politizar el fuego. En Valencia, claro, gobierna PSOE y Compromís.

Lo dicho. En España politizamos hasta las catástrofes de los incendios forestales. Y así nos va.

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