"¿Cuándo conoceremos el material personalísimo de los archivos de Ábalos que, por cierto, custodiaba a Koldo?"

Ángel expósito analiza en La Linterna los detalles sobre la nueva docuserie que tiene como protagonista a Pedro Sánchez

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Vuelvo a sentir cierto reparo si arranco con nuestro cutrerío patrio con la que está cayendo en el mundo. Enseguida voy con Ábalos, con el fiscal general, con los Batasunos, los Etarras… ¡qué pereza, por Dios! El primer nombre propio del día para mí sigue siendo el del carnicero de Jan Junis, en la Franja de Gaza. El tal Jaya Simbar, el cerebro del mayor atentado terrorista, aquella masacre en Israel el 7 de octubre de 2023. Los vídeos del ataque israelí, ahí los tenías, en un mitin, los vídeos que circulan por las redes son brutales.

Dice Israel que fue un combate más, que allí estaba el monstruo, que quedó herido, como en shock, solo entre las ruinas, en un sillón sentado. Luego aparece el cadáver con un enorme orificio en la frente. Es la imagen brutal de la guerra. Esta bestia era el jefe de Hamas después de que Hanije, su predecesor, fuera asesinado durante una visita oficial en julio a Irán. Salvando las distancias, los tiempos y el lugar ha caído otro Bin Laden. Así que, uno menos.

Con permiso y de vuelta a casa, nombres propios de la semana. Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado. Días después de que vaya a palante, se pueden secar ya algunas conclusiones. Primero, si limite, no queda ni el apuntador. Claro, pondría el listón en tal nivel que a ver quién es el guapo. Segundo, García Ortiz es un pasito más en el proceso de desinstitucionalización de España. Da igual el CIS, RTVE, ahora la Fiscalía, da lo mismo, lo intentan con la Dirección General de la Guardia Civil, más lo que venga.

Con todo, tres, lo más grave, han sido sus amenazas. Esto en el 24 horas. ¿A un determinado espectro político? Habría que repetir esto todos los días. El otro, José Luis Ábalos y la compañía, Jessica, Aldama, Koldo, Francina Armengol, Delcy Rodríguez.

¿Cuándo conoceremos, porque algún día lo vamos a conocer, el material personalísimo de los archivos de Ábalos que, por cierto, custodiaba a Koldo? ¿Qué más sabremos de las amistades peligrosas de Aldama, del millonario este, perejil de todas las alzas y de todos los despachos? Por último, cómo se confirmen los rumores de entre las sábanas que circulan por Madrid. No te imaginas, esto va a parecer Hiroshima.

Y no me da tiempo a desarrollar el papelón de los socios, de los súbditos, de las súbditas, los presos de ETA que salen a cuenta gotas, los golpistas catalanes que siguen sacándonos la pasta, los y las pijocomunistas Super Yoli y Pablo Iglesias, a ver dónde encuentran otro chollazo igual. Y aquí de la cuestión, ¿aguantará Sánchez otra semana como esta? ¿Soportará los chanchullos de Begoña o Algeta del brother artista? Yo creo que sí.

Mira, como conclusión, le da igual la inadmisión de su querella contra peinado, le resbala la agenda de su mujer en Moncloa. Es inasequible a su inmensa sanchidad e incluso al ridículo. Por cierto, mi postdata en este sentido. Falcon Crest. Entre viñedos. Sustituye los viñedos por los jardines de Moncloa. Esa mansión de James Gioberti, por él. En vez de Ángela Channing, una mucha más joven, Begoña. Y de fondo, suelen, en este caso se me ocurre algún ex ministro que podía cumplir el papel, pero bueno, ahí lo dejamos.

Como sabes, el país va a emitir la docu-serie de Pedro Sánchez. Sinceramente, si me cae la cara de vergüenza, ¿Cómo se le puede hacer tanto la pelota a este hombre? Yo sigo sin dar crédito. Y ahí aparece una señora del servicio planchando el mantel, todo muy humilde, colocando la vajilla a otros operarios en un ejercicio de ostentación absolutamente fuera de tono y fuera de lugar con la que está cayendo.

Solo falta en alguna escena Ábalos y Koldo con su persona bajando del Falcon, Barrabés y Begoña por los jardines charlando amistosamente, o un mitin de Pedro arreglando a los súbditos con el Tito Berni en primera fila. Ya sería fantástico. Y todo el docuserie con sus santos asesores. De verdad, no se les cae la cara de vergüenza ni a los compradores, por cierto, que hagan lo que les dé la gana, ni lo que es peor, al protagonista de la docuserie.