"Un mes después de la DANA, la gente intenta sonreír, pero en cuanto preguntas si recuerdan, no pueden contener las lágrimas"
Ángel Expósito narra cómo está la situación en la zona cero de la catástrofe 30 días después de la riada que arrasó Paiporta, Catarroja o Masanasa
- 2 MIN
Hoy hemos encendido La Linterna desde la zona cero de la catástrofe de la DANA, un mes después. Es impresionante cómo gente como María Teresa, qué ilusión le ha hecho conocernos, vernos en directo. En fin, la idea no es mía, ¿eh? Se la escuché días atrás al cocinero, Quique de Acosta, aquí con Cristina en el Fin de Semana. “Cañas y barro”, dijo, como tituló Blasco Ibañez. Entre Paiporta, Masanasa, Torrent, Catarroja, lo primero que sientes es pena. En estas zonas cero de la catástrofe, literalmente te quedas sin palabras. Un mes después.
Mi primera impresión es que no funcionó el sistema. De arriba abajo. Durante estas líneas me niego a hablar de política, y mucho menos de políticos, ya se encargan ellos. Solo puedo traducir mi impresión, y es la desesperación de la gente frente a toda la política. Un mes después hemos pasado del agua y el barro a la humedad y el polvo. De las riadas terroríficas a, un mes después, las paredes aún húmedas. De aquel barro apestoso al polvo que solo te hace toser y respirar tierra.
222 muertos solo aquí en Valencia, más los 7 en Castilla-La Mancha, uno en Málaga. 230 muertos en total, 4 desaparecidos. Esta mañana desde el avión veía la albufera, la canalización del Turia, y pensaba en las familias de esos 4 desaparecidos. Aquí te encuentras lo más grande, lo mejor y te cuentan también lo peor. Los voluntarios, los vecinos, tantos uniformes distintos trabajando y enfrente los bulos o el pillaje.
Es muy impresionante cruzarte con la UME, con brigadas de la Armada, con policías locales, con bomberos de toda España. Y es que un mes después la gente intenta sonreír, pero en cuanto pregunta si recuerdan, no pueden contener las lágrimas. En un mes han pasado del terror a morir ahogados a la esperanza de los supervivientes y ahora a la realidad de la ruina. ¿Y sabes qué? Volverá a ocurrir, lo que no se sabe es cuándo.
Ojalá para entonces, cuando ocurra, las administraciones de turno, los gobiernos de turno, los políticos se acuerden de este desastre, de lo mal que lo han hecho, de la absoluta falta de previsión y alertas. Ojalá hallan y hayamos aprendido. Por cierto, lo que te piden aquí en la cola de la parroquia, recogiendo botellas de agua, un paquete de pasta, unas latas de atún, lo único que piden es que no les olvidemos.