Expósito: "¿Qué pasa por la cabeza de un chaval para intentar quemar viva a otra persona?"

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La imagen del fin de semana --y vendrán más-- es la de una orda de borregos quemando una furgoneta de la Guardia Urbana de Barcelona. Los municipales.

Un policía o dos, no está claro, pudieron escapar. Si el fuego, en vez de provocarse en las ruedas traseras, se causa a la altura de las puertas del conductor... Los policías se hubieran abrasado o habrían escapado envueltos en llamas.

La escena es terrorífica, enloquecida, pero fíjate quién dirige a esta chusma. No creo que busquen a un policia muerto o devorado por las llamas. Lo que buscan es la reacción de ese policia, que tire de su arma. Lo que buscan es un mártir entre los manifestantes. Para legitimar su violencia.

¿Qué pasa por la cabeza de un chaval para intentar quemar viva a otra persona? Los líderes de esta chusma... ¿son conscientes de lo que está a punto de ocurrir?

En cierta ocasión, nos lo dijo aqui en 'La Linterna' el profesor José Antonio Marina: "Es mucho más fácil adoctrinar a un alumno que formarle en el espíritu crítico. Mucho más fácil".

Pues buen, lo que hemos vivido en los últimos días en Barcelona, Lérida o Madrid es tal cual. Con cuatro tuits perfectamente dirigidos y un par de políticos ladrando, ordas de chavalería (y no tan chavales) arramplan con lo que pillan a su paso bajo la excusa estúpida de un tal Pablo Hasél.

Un sociópata (el calificativo no es mío, se lo escuché a Herrera) del que ya no se acuerda nadie. Pablo Hasél es sólo una excusa para liarla parda. En eso ha quedado este... "artista". Quienes mueven los hilos desde Moscú, Galapagar o Waterloo le han usado igual que a una colilla.

El presunto artista no es más que un pretexto. Una colilla de usar y tirar.

Porque más allá de los destrozos, los robos y los adoquines, más allá de los saqueos de tiendas, las barricadas y el fuego... El fondo de la cuestión es mucho más preocupante y se corresponde con una perfecta campaña de adoctrinamiento, manipulación y control.

Las protestas violentas son un aviso a navegantes. Un aviso para el presidente del Gobierno por parte de sus socios. Algo así como "la calle es nuestra"... Cuidadín.

Los mismos que apoyaron la moción de censura, los que le pusieron en La Moncloa, los mismos que le aprueban los Presupuestos, el mismo vicepresidente que se sienta con sus súbditas en el Consejo de Ministros... Son quienes teledirigen y aplauden a esa chavalería de salvajes y macarras.

El problema es que Pedro Sánchez asiente, calla, otorga y traga con tal de mantenerse en el machito. Por cierto, en este sentido, un paréntesis: ponemos a caldo al conseller de Interior, a la alcaldesa de Barcelona... pero ¿y el ministro del Interior?

¡Qué papelón, Marlaska, qué papelón! ¡Quién te ha visto y quién te ve! Cierro el paréntesis.

Y vuelvo al asunto de la manipulación mental y política de estos chicos. Son marionetas ciegas de obediencia a unos líderes... inauditos. ¿Cómo pueden ser tan estúpidos como para obedecer a un Echenique, a un Otegui o a una de la CUP? Venimos de aquel "apreteu, apreteu" de Torra... y vamos a acabar con una desgracia en cualquier momento.

Yo nunca olvidaré a Don Isidro, aquel profesor de Literatura y del PCE que me enseñó a leer 'Las Ratas' de Miguel Delibes, 'La Familia de Pascual Duarte' de Camilo José Cela o el 'Réquiem por un Campesino Español' de Ramón J. Sender. Y no olvidaré a Concha Navas, mi profesora de Historia del Arte en el Instituto Joaquín Turina, ni olvidaré la Historia del Pensamiento Político de García Fajardo en primero de carrera. O la visión del mundo de los ponentes del Curso de Defensa Nacional en el CESEDEN.

Todos ellos me enseñaron qué es el espíritu crítico. Me formaron desde chaval para huir del adoctrinamiento y para ser libre. Todo lo contrario de hacia donde van nuestros 17 sistemas educativos (más Ceuta y Melilla) y, gracias a la Ley Celáa, ni te cuento.

Educar en el espíritu crítico. Esa es la clave.

¡AH! Y MI POSDATA. Lo contrario al espíritu crítico es el adoctrinamiento que estamos viendo en miles de chavales (y no tan chavales) enloquecidos. El problema es el futuro. El problema es que a nadie del Gobierno de España parece preocuparle el futuro de esos menores.

Les basta con mantener el poder en el presente... Aunque hayan estado a punto de quemar vivos a unos policías.

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