Expósito: "¿Tan difícil es darse cuenta de lo que nos jugamos todos en clave nacional el 4 de mayo en Madrid?"
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Hoy es uno de esos días tipo... "El Día de la Marmota".
Yo estoy harrrto de dar malas noticias y tú estás igual de hasta el gorro de escucharlas. Pero es lo que hay.
Que si los datos del paro, que si otra mentira, que si la política va a lo suyo... y la lentitud de las vacunas, las quiebras y los cierres. Lo penúltimo son los rumores (y mucho más que rumores) en torno a un recrudecimiento de la guerra en Ucrania. Otra vez Rusia liándola parda en las puertas de la Unión Europea.
Hasta dónde llegará esto del día repetido de la marmota que hoy ha reaparecido Pedro Sánchez para decirnos todo rimbonbante y redicho a todos los compatriotas que se ve el final de este desastre de la pandemia. ¡Ojalá esta vez sea la verdadera! Sólo le ha faltado decir que si no salimos antes es por culpa de Díaz Ayuso.
Por partes: la tasa de paro del mes de marzo que hemos conocido hoy. El desempleo como el termómetro perfecto para analizar la realidad económica de España.
El número de parados, a pesar de bajar en 59.000 personas en términos mensuales, se situó en un total de casi 4 millones. Es decir, ya son 401.000 desempleados más... Un año después de que estallara la pandemia y se decretara el primer confinamiento, el más estricto de todos. ¿Te acuerdas? Seguro que sí.
Conviene no olvidar que la cifra oficial de desempleados no incluye a las personas protegidas por un Expediente Temporal de Regulación de Empleo. Por lo tanto, al número de parados habría que añadir a las 750.000 personas que siguen protegidas (o escondidas) por un ERTE.
Y a estos añádeles los autónomos en situación de cese de actividad, que es otro eufemismo económico más para referirse a la ruina de otros grandes olvidados de este desastre: los pequeños autónomos.
En total, ha pasado volando otra Semana Santa medio confinados... y seguimos con seis millones de parados entre desempleados oficiales, escondidos y olvidados. Seis millones y sin visos de cambiar la tendencia.
¿Puede haber algo que debería preocupar más a un Gobierno? Seguramente no... excepto aquí.
En este sentido... seguimos a vueltas ( ¡Y aún nos queda un mes!) con las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. Varias claves a estas alturas del partido:
1.- Debemos ser más masoquistas de lo que pensamos porque nos encanta (por lo general) tirarnos al cuello de Tezanos y sus encuestas del CIS cuando lo mejor es no hacerle ni caso.
2.- Me encanta cómo los periodistas caemos en la trampa facilona y falsa: que si la izquierda suma; que si el bloque de la derecha... ¿De verdad seguimos con ese discurso?
¿Dónde ponemos a Ciudadanos (o lo que queda de Ciudadanos): en la derecha o en la izquierda con las mociones de censura? ¿En serio es de derechas hacer un hospital como el Zendal que el propio Gabilondo ha dicho que mantendrá? ¿Pablo Iglesias es de izquierdas y de barrio y progresista? ¿Qué pasa, que todos los votantes de Vox son fascistas y nazis? Por favor...
3.- Me encanta el papel de Iván Redondo Productions en todo este carajal. No sólo es el jefe de marketing de su principal cliente Pedro Sánchez, sino que le seguimos pagando la factura de sus servicios a Su Persona... aunque se dedique full time a Salvador Illa o a Ángel Gabilondo. Y ni se inmutan.
4.- No entiendo al Partido Popular. Están a un paso de una mayoría absoluta en Madrid, con Isabel Díaz Ayuso sola contra el resto del mundo, como decimos en el cole, y siguen con sus cuitas. Que si el PP de Sevilla, que si García Egea, que si Díaz Ayuso reclama independencia para su campaña, que si Feijoó busca su hueco... o Fernández Mañueco hace lo contrario que Madrid. La penúltima: no sé qué pasa en el PP de Valencia.
¿Tan difícil es darse cuenta de lo que nos jugamos todos en clave nacional el 4 de mayo en Madrid?
Y quinta clave: el resto del cole. Errejón que parece Churchill; el fenómeno Ciudadanos que se estudiará en las facultades de ciencias políticas como el suicidio por fases más absurdo conocido hasta la fecha... y Pablo Iglesias. ¡Ay! Mi macho alfa... que ya no sabe qué inventarse entre las idioteces de Monedero o los ataques chapuzas para salir en la tele. ¡Qué leche te vas a pegar, Pablo! A ver si de ésta desciframos por fin por qué has hecho esto, machote.
Lo dicho: el Día de la Marmota. Harrrto ya de estar harto de dar malas noticias y de los malos rollos de todo el mundo.
¡AH! Y MI POSDATA... y me pongo serio.
Vuelven a sonar los tambores de guerra. A sonar muy fuerte. Guerra de verdad en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Un Putin eterno y embravecido con su vacuna Sputnik, que quiere dar un puñetazo en la mesa. Otro. A las puertas de la Unión Europea y sobre una Ucrania tan estratégica como asfixiada.
Atentos a los movimientos de tropas rusas ante la frontera ucraniana. Con nosotros mirando a la luna de Valencia, quebrados y sin las vacunas suficientes.
Un par de píldoras al respecto. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ha advertido de que un recrudecimiento del conflicto militar en la región del Donbás podría “destruir” Ucrania. Su número dos, Serguéi Ryabkov, ha asegurado que mantiene “contactos de alto nivel con Estados Unidos” sobre la situación.
Tambores de guerra otra vez entre Rusia y Ucrania. Lo que nos faltaba.