EN 'LA LINTERNA'

Bustos: “Esta sociedad tiene una gangrena dentro llamada hipersexualización”

Jorge Bustos trae a 'La Linterna' el 'Bueno, el feo y el malo' de la semana: Carmen Quintanilla, Cristina Cifuentes y La Manada

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“El derribo de Cifuentes exhibe la cara más vomitiva de la lucha por el poder”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Reconozco que esta profesión se está poniendo imposible. Y no me refiero ahora a la de periodista, sino a la de pistolero de western, que es la que ejerzo aquí cada viernes. Pero el intrusismo está acabando con ella, la competencia es abiertamente desleal, todo el mundo dispara contra todo el mundo y los tiroteos más virulentos son los que se desatan entre compañeros de partido. Pero antes de hablar de Cifuentes, que es el pronosticado cadáver de esta semana, voy a hablar de otra mujer del PP de la que nadie habla, seguramente porque ha hecho bien su trabajo, lo cual nunca es noticia. Me refiero a la diputada Carmen Quintanilla.

 

La Buena: Carmen Quintanilla

Ha logrado algo tan inverosímil en la política española como poner de acuerdo a todos los partidos con representación parlamentaria para abordar juntos la ley contra el consumo de alcohol en menores. Un proyecto que varios gobiernos han intentado sacar adelante sin éxito y que ahora parece que ha logrado concitar el acuerdo bajo la premisa moral que debería presidir toda actividad legislativa: la protección de los más débiles. En este caso los chavales que cada vez se inician antes en el alcohol, llevados de una permisividad ambiental que deteriora la moral pública y por tanto la privada. El caso de aquella niña de 12 años que fue encontrada muerta con un litro de vodka en el estómago desató una gran escandalera que, como tantas otras, se esfuma en cuanto los medios prestamos atención al siguiente motivo de indignación. Pero por debajo del ruido hubo una diputada que se puso a trabajar, con el objetivo de atacar la raíz del problema. La diputada Quintanilla explica que aquí siempre se ha bebido, pero que antes existía al menos la conciencia clara de que estaba mal hacerlo, sobre todo en cantidades temerarias, y esa conciencia ahora se está perdiendo. Aunque yo soy partidario de educar en casa, la ley servirá para mandar el mensaje que falta en algunos hogares, y toda la sociedad se beneficiará.

 

La Fea: Cristina Cifuentes

La ya ex presidenta madrileña, abatida como una pieza de caza mayor en una feísima operación de destrucción política y personal. El derribo de Cifuentes exhibe la cara más vomitiva de la lucha por el poder y su mantenimiento a toda costa. Pero no cabe hacerse ahora el empático con ella viendo su patético final, como ha hecho el hipócrita de Pablo Iglesias, que está al frente de una máquina de destrucción de reputaciones llamada Podemos, la cual por cierto tampoco tiene escrúpulos con los de su propio partido, y si no que le pregunten a Bescansa y Errejón. El pueblo español pasa demasiado rápido del clamor de venganza a las lágrimas de conmiseración; de pedir a gritos la cabeza de un político a lamentar el modo cruel en que se la cortan. Cifuentes es víctima en primer lugar de sus propias mentiras, y por eso está bien dimitida; solo en segundo lugar es víctima del desmoronamiento de un partido al que el poder absoluto durante demasiados años corrompió absolutamente, y cuya limpieza no se acomete impunemente. En cuanto a la nueva etapa, que dice Maíllo, me temo que la abrirán los votantes.

 

Los Malos: La Manada

Una sentencia que no ha gustado a nadie, como siempre que la calle ha dictado la suya de antemano sin arreglo a una serie de pruebas y a un largo y tedioso proceso de instrucción. Que eso es la justicia, un avance civilizatorio que por fortuna sustituyó al linchamiento tribal en las sociedades desarrolladas. Dicho lo cual, yo personalmente espero que la recua de animales que se hacía llamar con mucha propiedad la Manada cumpla los nueve años de cárcel que les corresponden. Y ojalá que su condena escarmiente a muchos otros tantos primates infectos como ellos, basura moral incapaz de pensar en las mujeres como seres humanos sino como instrumentos pasivos para su placer. San Fermín mejorará mucho con ellos en la trena. Pero no hace falta ser un meapilas para advertir que esta sociedad tiene una gangrena dentro llamada hipersexualización, y que la igualdad y el feminismo bien entendidos jamás progresarán si no cambiamos la educación antes de aplicar las leyes.

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