Diego Garrocho: "Quienes insisten en que lo personal es político son los mismos que aductan actitudes casi totalitarias"

El filósofo reflexiona en La Linterna sobre la relación entre la política y la vida personal de quienes la protagonizan

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Con la situación que vive la política española, ¿de verdad que tenemos que pensar que lo personal es político? La tesis de que lo personal es político se ha convertido en un eslogan y hasta casi diría en una especie de tópico insufrible. La frase se hizo célebre en 1969, cuando ocupó el título de un ensayo de Carol Hanisch, una pensadora estadounidense que creo que ni siquiera estaría de acuerdo con el uso abusivo que se ha hecho de su cita. 

Aunque la fórmula es sonora y tiene cierto atractivo, disolver los límites entre lo personal y lo político equivale a eliminar la linde que separa lo privado de lo público, y eso siempre entraña un riesgo. No sé si ustedes tienen una biografía perfecta, carente de mácula y absolutamente virtuosa y coherente con sus principios, pero sospecho que en la intimidad los seres humanos nos distinguimos por ser esencialmente imperfectos. Si convertimos todos los ámbitos de nuestra existencia en un territorio para la prescripción política, es muy posible que acabemos entrando en una indeseable neurosis

La dieta, la vestimenta, las formas de ocio y el habla, y por supuesto esferas tan íntimas como la sexualidad, son ahora objeto no sólo de prescripción, sino también de exhibición moral. No es que haya que estar alineado con las causas dominantes, sino que hay que exhibir, a ser posible en las redes sociales, nuestra adhesión inquebrantable al dictado de los tiempos. 

Me temo que si todo es político, nada es exactamente político, y si politizamos todos los ámbitos de nuestra vida, nos estaremos obligando a desposeernos de ámbitos privados que nos sitúen a salvo del examen permanente. Celebro que la gente pueda descansar del totalitarismo politizador, que se lance a las formas de ocio que estime oportunas o que coma chuletón, quinoa o hasta ensalada de aguacate si le place. 

Me temo que quienes insisten permanentemente en eso de que lo personal es político, son los mismos que aductan actitudes casi totalitarias cuando confrontas con ellos cualquier idea. Es el precio a pagar. Si lo personal es político, todo lo político, y aquí viene lo malo, acaba por convertirse en algo personal. No sé ustedes, pero yo al menos no estoy dispuesto a tal cosa.