Los experimentos de Josef Mengele en Auschwitz: por qué estaba obsesionado con los gitanos
Expósito recorre los pasillos del campo de concentración polaco con Agata, guía del museo, y que relata cómo trataban a los judíos a su llegada
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Auschwitz es un complejo inmenso que los nazis eligieron porque ya había un conjunto de bloques edificados. Ahí podían meter a todos sus prisioneros. 20 de esos bloques ya estaban construidos cuando llegaron en la década de los 40 y eran parte del cuartel militar polaco. Los ocho bloques restantes los construyeron los presos.
Agata, una guía polaca que lleva 8 años recorriendo estos pasillos, explica este jueves en La Linterna, entre el frío y la nieve, qué ocurría en los pasillos del campo cuando llegaban los prisioneros hace más de 80 años.
“No es posible decir exactamente cuántos fueron deportados aquí, muchos nunca fueron registrados porque, al llegar a Auschwitz, fueron a las cámaras de gas y fueron asesinados”, explica la experta del museo sobe el holocausto a Expósito. Hoy en día el número total más probable es de 1.300 .000 personas.
El grupo más grande de todos, los judíos, más o menos 1.100 .000 personas. Los pocos no judíos, con el número de 340, 150.000. Los gitanos 23.000, 15.000 prisioneros soviéticos de la guerra y 25.000 de otros países y otras nacionalidades y, de ellos, los grupos más grandes franceses, checos y otras partes de Europa. “De todos los deportados, murieron más o menos 1.100.000 personas”, explica Agata.
La llegada de los judíos a Auschwitz
Los judíos llegaban aquí en trenes de mercancías. No tenían nada para comer, el trayecto podía durar días, semanas o meses, y lo hacían con lo puesto. Sufrían un calor tremendo en verano y un frío horrible en invierno y solo tenían cubos para hacer sus necesidades, además de que algunos murieron durante estos viajes. Venían engañados y, al llegar, les separaban en filas por hombres y mujeres, antes de que les analizaran los nazis.
“En las selecciones que llevaron a cabo los médicos de la SS solo miraban a los deportados, a veces preguntaba por su edad y si podían trabajar, si no, iban directamente a las cámaras de gas”, relata la guía del museo. Los enviados a las cámaras de gas eran los niños, los mayores, los discapacitados, mujeres embarazadas o mujeres acompañadas por niños pequeños. En cualquier caso, apunta, “la vida para la mayoría de los prisioneros de Auschwitz no duraba más de solo varios meses”.
Las SS eran tan crueles que seleccionaban a algunos de ellos como ayudantes, a los que llamaban sonderkommando: grupos de judíos presos que se encargaban de los crematorios, de quemar a los muertos al aire libre, al fuego, y utilizando un veneno llamado Zyklon B.
Los experimentos de Mengele
Pero dentro del campo de concentración nazi también ocurrían cosas incluso más retorcidas que la muerte: los experimentos de Josef Mengele, apodado 'El ángel de la muerte'. “Mengele estaba interesado especialmente en los gemelos, porque se decía que quería obtener un método para tener más gemelos, para que en el futuro hubiera más alemanes”, explica la experta en Auschwitz a Expósito que, insiste, los experimentos eran “un puro crimen y nada más”. “Hacía comparaciones entre los cuerpos idénticos y podía, por ejemplo, inyectar ciertas substancias a los niños, y cuando uno de los niños moría, podía matar al otro para comprobar los órganos”.
Se dice también que hacía pruebas para cambiar los colores de los ojos poniendo ciertas substancias a los ojos de los niños, volviendo a algunos de ellos ciegos. Pero Mengele también estaba interesado también en los gitanos. “Era el médico del campo de los gitanos, el barracón donde experimentaba estaba en el campo de los romaní, y era porque estaba interesado en ellos porque un número grande de ellos sufría algún tipo de cáncer”.
Además, en el conocido como Bloque 10 había mujeres, generalmente judías, metidas ahí para experimentos médicos, de un médico que se llama Carl Clauberg, cuyo trabajo era buscar un método fácil y rápido para esterilizar.
“Inyectaba a estas mujeres sus órganos reproductivas, con unas específicas substancias”. Algunas de ellas murieron durante sus experimentos, explica Agatha. “Las que sobrevivieron normalmente nunca más podían tener hijos”.