El infierno del hospital de Al Aqsa, en Gaza: "Los sanitarios vuelven llenos de sangre y heces"
Ricardo Martínez, de Médicos Sin Fronteras, relata en La Linterna la situación extrema que se vive en un centro con 200 camas y 500 pacientes
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En los últimos dos meses han sido muchos los que han conseguido salir de la zona de la Franja de Gaza. Uno de ellos es Ricardo Martínez, responsable de logística de la unidad de emergencias de Médicos sin Fronteras, que pone el foco en La Linterna en el infierno del hospital Al Aqsa. “Tenemos compañeros trabajando allí”, confiesa.
“Los hospitales no son ya hospitales, son pueblos en los que la gente vive en los pasillos, en la zona de espera y en el exterior, buscando refugio. El número de cama es de 200 y puede haber 500 pacientes. La situación de los sanitarios en Al Aqsa es muy mala, porque no hay día que no haya bombardeo y muera alguien”.
El equipo médico que ha conseguido entrar, asegura Martínez, para seguir dando apoyo a los compañeros palestinos, “cada vez que recibían ese gran número de niños heridos, con amputaciones, con el miedo que ven antes de morir... Los compañeros venían con los chalecos llenos de sangre, heces, desmoralizados. No puedes conciliar el sueño”, lamenta.
Pero el principal problema, denuncia, es el pos operatorio. “El dolor que pasan los enfermos es inhumano, y luego está el tema de las heridas que se infectan. Muere mucha gente porque no hay capacidad de hacer un seguimiento de las heridas operados, por lo que se pueden gangrenar e infectar”, cuenta a Expósito.
El horror de vivir en Gaza
El 40% de los habitantes de Gaza tiene menos de 15 años y más de la mitad de la población era pobre. Para Martínez, la situación es dramática: “están viviendo 1.500.000 personas en un lugar donde anteriormente no había ni 300.000”.
“Están hacinados sin acceso ninguno a comida o a agua. El invierno es muy duro, las temperaturas son gélidas por la noche, no tienen ropa de abrigo y va a empezar a llover en breve. Están viviendo en la calle, en chozas que se han construido con plástico y cuatro palos y sin letrinas donde hacer sus necesidades. La falta de agua les impide mantener una higiene personal”, explica.
Por último, el responsable de logística de la unidad de emergencias de Médicos sin Fronteras señala que es “duro” ver a los niños que “no tienen culpa de absolutamente nada en estas condiciones tan duras de vida a la que están avocados por este sinsentido que tiene la ofensiva”.