'La Linterna' explica el pequeño secreto de las salinas de Santa Pola: "Clave en la lucha contra el cáncer"
La doctora Rosa Martínez, catedrática de Bioquímica y Biología molecular de la Universidad de Alicante, explica en La Linterna de COPE las aplicaciones de este descubrimiento
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las Salinas de Santa Pola es un espacio protegido situado en este municipio alicantino. Un parque natural de casi 2.500 hectáreas con un ecosistema muy particular. La doctora Rosa Martínez, catedrática de Bioquímica y Biología molecular de la Universidad de Alicante, explica en La Linterna de COPE su importancia: “Es un ecosistema que se caracteriza por tener una gran concentración de sal, tanto a nivel de suelo como a nivel de la columna de agua. Cuando en verano aumenta la temperatura y se evapora el agua de las balsas, se consigue la precipitación de la sal común que forma parte de nuestra dieta”.
Pues estas salinas, además del atractivo turístico y de ser una gran fuente de sal, podrían revolucionar el tratamiento contra el cáncer. Todo gracias a un pequeño secreto que esconden: “Debido a la extrema salinidad y a la elevada radiación solar, crecen de forma natural unos microorganismos en condiciones extremas con los que muchos grupos de investigación estamos intentando entender cómo se adaptan a esas condiciones extremas y tratando de buscar aplicaciones para algunas de las moléculas que esos microorganismos producen”.
Rosa lleva desde 1999 trabajando con estos microorganismos... Incluso basó su tesis doctoral en ellos, pero lo que nunca imaginó fue descubrir propiedades anticancerígenas. ¿Podría haber aquí una receta contra esta enfermedad? Como cada miércoles en La Linterna, el divulgador científico Jorge Alcalde desvela qué tienen de especial estos microorganismos: “Pueden sobrevivir en condiciones extremas, como esa hipersalinidad donde no es fácil que exista vida, posiblemente porque metabolizan unas sustancias que, cuando las tomamos en la alimentación con algunas frutas y verduras, decimos que son buenas para la salud por ser antioxidantes y, en este caso, puede ser que estas sustancias tengan ese efecto antioxidante que limita la proliferación de las células cancerosas”.
"Puede ser que el secreto para luchar contra algunas enfermedades esté en la naturaleza"
Al ser propios de salinas, ¿se podrían dar en otras similares a las de Santa Pola? Jorge Alcalde explica que es posible, pero no es nada fácil que eso suceda: “Posiblemente, sea difícil encontrar unas como esta, pero es probable encontrar otras que tengan funciones similares y que tengan síntesis químicas parecidas que puedan ser aplicables a la lucha contra el cáncer, por eso es tan importante estudiarlas”. El divulgador científico recuerda que “puede ser que el secreto para luchar contra algunas enfermedades esté en la naturaleza, como siempre lo ha estado, pero que esté en los lugares donde hasta ahora no habíamos mirado”.
Obviamente, este descubrimiento apunta directamente a la lucha contra el cáncer. De hecho, el equipo de Rosa Martínez, en colaboración con el Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante, ya está trabajando en ello: “Esta línea de investigación se ha abordado, en primer lugar, con tumores de mama. Actualmente, hay compañeros que están replicando este estudio pero con la leucemia. La idea es avanzar e identificar el efecto que tiene en otro tipo de líneas tumorales”.
¿Cómo se podrían aplicar las propiedades de estos microorganismos a la lucha contra el cáncer?: “Uno de los factores que hace que la célula cancerosa crezca más que el resto de células es el estrés oxidativo, que es una forma en la que las células envejecen. Si somos capaces de compensar este estrés oxidativo con un antioxidante, estaremos haciendo que esa célula crezca más despacio o detener su crecimiento”, describe Jorge Alcalde, mientras recuerda que estos microorganismos se caracterizan por tener un efecto antioxidante. “Lo más interesante es que, de los cultivos de posibles células de cáncer de mama que se han investigado, hay una en concreto que es de las más difíciles de curar y este pigmento ha actuado bastante bien sobre ella. Es decir, que se podría aplicar en aquellos cánceres de mama donde la quimioterapia o la radioterapia funcionan peor”.
Pero como sucede en estos casos, el proceso será lento. Jorge Alcalde explica cuáles son los siguientes pasos para llevar a buen puerto esta investigación: “Estamos ahora en una fase de investigación en laboratorio y habrá que ver que los resultados tengan consistencia científica para poderlo aplicar en ratones. Y luego, habría que ver si de estos e puede extraer una sustancia farmacológica que se pueda aplicar en humanos mediante ensayos clínicos con diferentes fases. Falta mucho tiempo, pero se ha abierto una ventana interesantísima para buscar en la naturaleza una nueva herramienta para luchar contra el cáncer”.