Luis del Val: "Jamás he estado en ninguna catedral, cementerio o acto donde el silencio fuera tan completo que sólo lo rompía el roce de los zapatos"

El periodista reflexiona sobre el "aprendizaje" de la sociedad actual después del holocausto

Jara Muñoz

Publicado el

2 min lectura

      
      
             
      

En el último tercio del siglo XIX el escritor austríaco Lones Diefenbach escribió una novela titulada "Arbeit macht frei", el trabajo hace libre. En 1927 ante las terribles cifras de desempleo en Alemania se impulsó un programa de obras públicas para crear puestos de trabajo y el lema fue ese, el trabajo hace libre. El malvado cinismo nazi llevó a colocar ese lema a la entrada del campo de exterminio de Auschwitz y no les faltaba razón porque, como has dicho, hasta 5.000 personas diarias eran allí asesinadas y quedaban libres de la vida. 

Visité el lugar a punto de cambiar el siglo con mi mujer y mis hijos. El que sería mi yerno, Carlos, se tuvo que marchar desde Varsovia a Frankfurt y nos quedamos los cuatro intentando no perdernos con el coche desde Varsovia a Auschwitz. No disponíamos de GPS y viajábamos con el tradicional mapa.

El primer inconveniente fue que el nombre de Auschwitz no aparecía en ningún indicativo de carretera porque la palabra es alemana y en polaco no se escribe empezando por la 'a' sino por la 'o'. Superada la confusión llegamos sin incidentes.

No había mucha gente y cuando a la entrada contemplé el lema de bienvenida “Arbeit macht frei”, que había visto tantas veces en el cine, sentí un latigazo por dentro porque no es lo mismo reconocer por primera vez el Empire o la Torre Eiffel que comprobar que la monstruosidad que enseñaban las películas no había transcurrido en un plató. Y jamás, jamás he estado en ninguna catedral, en ningún cementerio, en ningún acto donde el silencio fuera tan completo que sólo lo rompía el roce de los zapatos. Ni María, ni Calliope, ni Tíndaro, ni yo cruzamos un solo comentario durante la larga visita.

Y a la salida hubo un detalle antiestético que ignoro si sigue, una especie de cafetería hamburguesería para turistas. Me pareció una profanación y la prueba de que la frivolización de la sociedad ya había comenzado a finales del siglo pasado.

Temas relacionados