Viaja a Madrid por trabajo y no da crédito a lo que le dice un guarda de seguridad al saber que es gitana
Silvia cuenta a Expósito en La Linterna el incidente con un vigilante de seguridad de una empresa telefónica a causa de sus orígenes gitanos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“La historia que te voy a contar es el relato de la lucha de un pueblo”, comenzaba este martes el director de La Linterna, Ángel Expósito, que dedicada la última media hora del programa a los más de seis siglos de historia por los que el pueblo gitano “ha pasado por multitud de episodios, la mayoría dolorosos” “Han sido perseguidos, obligados a emigrar, y aún siguen peleando por sus derechos y una vida digna”.
Y es que, con motivo del Día Mundial del Pueblo Gitano, el comunicador de COPE ha relatado varias testimonios de personas de orígenes gitanos y, entre ellos, el de Silvia, una mujer que desvela que vivió un momento tenso en un viaje por trabajo a Madrid en el que un vigilante de seguridad le hizo un comentario que, confiesa, no esperaba para nada.
Lo que le dijo un guarda de seguridad a una gitana
Según explica Expósito, más del 80% de la población gitana se encuentra en situación de pobreza, lo que implica que más 18.000 familias viven en chabolas. La discriminación que sufren y el rechazo social derivan en una exclusión generalizada. “Su integración es algo imposible”, apunta. Estamos hablando de una población de entre 10 y 12 millones de personas en Europa.
Por todos estos datos, desde 1971 se conmemora el Día Internacional del pueblo gitano, año que la comunidad internacional reconoció al pueblo romaní, que cuenta con el himno 'Gelem, gelem' ('anduve, anduve'). No obstante, aunque en los últimos 50 años la situación del pueblo gitano ha mejorado, la discriminación sigue muy presente en sus vidas y, prueba de ello, es el testimonio de Silvia, que cuenta la situación tensa que vivió en la capital de España a causa de sus orígenes.
“Fuimos a Madrid por cuestiones laborales a una vista a una compañía telefónica. Estábamos hablando en voz alta en la recepción y un miembro de seguridad nos dijo que no gritásemos porque no era el mercadillo. La situación se tensó, porque las formas no eran las adecuadas”, confesaba en los micrófonos de COPE.
Ir a un supermercado siendo mujer gitana
Y es que el estigma de ser gitano ha sobrevivido al paso del tiempo. Si se había producido un robo, y había alguien de etnia gitana cerca todas las miradas se centraban en ellos. Sara Giménez precisamente ha sido durante más de 20 años orientadora laboral para este colectivo y cuenta algunos casos que aún ocurren a día de hoy.
“La discriminación es muy dura, encoge el corazón. Cuando vez las actitudes violentas y ves testimonios de mujeres gitanas que cuentan que no se quitan al guarda de encima en el supermercado, le da hasta vergüenza”, cuenta en COPE. Su trabajo estaba enfocado a que estas personas terminaran formando parte de la sociedad. Les ayudaba a encontrar un trabajo y, lo más importante, a pensar en su futuro.
Pero Sara es una luchadora. Su empeño y su afán de romper con lo establecido, le llevó a convertirse en la primera abogada gitana de Aragón, una tarea nada sencilla. Era la primera chica de cuatro hermanos y tuvo que vencer muchos miedos. La historia de Sara ha servido de ejemplo para muchas otras mujeres. Una de ellas es Abigail, una de las pocas licenciadas universitarias, que ha terminado su carrera de Lengua y Literatura. Su mérito es grande porque el camino no ha sido fácil. Ni su familia entendía ese afán por estudiar, como cuenta en COPE.
Lo que para unos estudiar es una actividad pesada y nada divertida, para otros es un sueño. Seis de cada diez niños gitanos no terminan la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Sara identifica esta situación como la responsable de que los jóvenes gitanos no lleguen a la universidad.
Actualmente es la directora general de la Fundación Secretariado Gitano y, desde ahí, no ha dejado de luchar por su pueblo. Su sueño es acabar con la discriminación que sigue sufriendo el pueblo romaní. La Fundación cuenta con 70 sedes distribuidas por toda España, y cerca de 1.200 trabajadores. Pronto cumplirá 40 años de historia, velando por los derechos de los gitanos, cuatro décadas de grandes logros.