Así funcionan los 'coyotes': las mafias que controlan el tráfico de personas entre Colombia y Panamá
Expósito explica cómo funcionan las mafias que controlan la ruta migratoria del Tapón de Darién: la única opción de los migrantes para cruzar la frontera y llegar a Estados Unidos
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Las mafias controlan la ruta migratoria del Tapón de Darién. Aquí se les llaman coyotes y son las personas en manos de quien se ponen los migrantes para cruzar la frontera y llegar a Estados Unidos. En muchos casos la relación entre migrantes y mafias comienza en los países de origen. Funcionan como una agencia de viajes. Te pones en contacto con las mafias, les dices hasta donde quieres ir y ellos te dan un precio. Por lo general, el trayecto desde esta frontera entre Colombia y Panamá, cuesta 600 dólares. Pero este precio no es real. Según se van superando etapas y recorriendo kilómetros, el precio va aumentando. En cada punto de este recorrido, las mafias tienen a una persona que se encarga de controlar y amenazar a los migrantes.
En la playa en la que se encuentran muchos migrantes esperando a pasar, los coyotes suelen ir en moto recorriendo el paseo marítimo de arriba a abajo para controlarles. Nadie quiere hablar de ellos y, cuando Ángel Expósito logra que alguien le cuente cómo funcionan las mafias, tiene que proteger su identidad. La Linterna ha vivido en primera persona cómo es este lugar, uno de los sitios más peligrosos del mundo.
Así funcionan las mafias que controlan el tránsito por el Tapón de Darién
Una persona acceder a grabar, pero no da su nombre, no quiere fotos y le pide que le distorsione la voz. Así explica cómo funcionan las mafias: “Las personas cuando llegan ya han hecho un contacto previo con ellos, al llegar se ponen en contacto directamente con esa persona encargada y ellos manejan todo el tema de transporte y pagos”.
Esta persona cuenta que las mafias trabajan de forma distinta según la nacionalidad de los migrantes. Es importante decir que la cosa funciona según las nacionalidades. Los coyotes no tratan igual a los asiáticos que a los venezolanos o los ecuatorianos. Los chinos son clientes VIP: “Ellos hacen intercambio de dólares y cuentan con mayor dinero que otro tipo de nacionalidades. Cuando llegan de los países asiáticos tienen la posibilidad de alquilar hostales o quedarse en hoteles mientras descansan, por un par de días, hasta que salen en ruta”.
Los chinos son esquivos. Ángel no puede hablar con ellos. Les ve en hostales, hoteles donde se quedan muy poco tiempo. Pagan y pasan. Los siguientes en el escalón son los africanos. Hay senegaleses, sudaneses, yemeníes: “La mayoría de personas africanas cuentan con dinero para continuar su tránsito”.
Luego están los venezolanos y los ecuatorianos, son los que más sufren, los que tienen menos posibilidades económicas: “No cuentan con un poder adquisitivo alto, por lo que deciden quedarse en la playa trabajando mientras consiguen recolectar el dinero para continuar. Luego cruzan en botes hacia el otro lado”.
Los coyotes, otro obstáculo más en el infierno de Darién
Todo el recorrido está controlado por estos coyotes vinculados al Clan del Golfo, que son un grupo armado narcomilitar. Controlan toda esta zona en la que se produce el 30% de la droga que sale desde Colombia. Estos criminales hacen que la ruta sea más que un infierno por los obstáculos de la naturaleza. Allí atacan, roban, secuestran y violan a las mujeres que intentan pasar hacia Panamá.
Nadie se atreve a hablar porque son muy peligrosos, van siempre armados y son fáciles de distinguir. Van con pañuelo militar o poncho, pantalones vaqueros y botas marrones. Te los encuentras por las carreteras que te llevan a las ciudades más grandes de la zona. Este clan se encarga de que todo lo que ocurre en la Selva esté siempre supervisado por ellos y les temen hasta muchos policías o militares porque dominan la zona como nadie. Es un paraíso si lo ves desde el Golfo de Urabá, pero dentro es otra cosa.
Ángel Expósito describe cómo es atravesar el Golfo de Urabá: “Son unos 60 kilómetros. Lo haces con la Armada colombiana y tardamos unos 40 minutos En condiciones normales es una hora y 20 minutos de trayecto. Es curioso porque el mar parece tranquilo, pero según avanzas va cambiando de color. Pasa del azul intenso al marrón.
"Dicen los que trabajan en estas aguas que no es raro encontrarse algún cadáver flotando”. Al finalizar el trayecto llega a Acandí, el lugar donde comienza la selva. A orillas del mar hay embarcaderos muy rústicos, no hay mucha profundidad y las barcas tienen que entrar muy despacio.
Aquí es donde los coyotes dejan a los migrantes. Este territorio ya es territorio salvaje. Las mafias llevan a los migrantes a un albergue, donde les cobran también la estancia. Aquí pasan la noche, y al día siguiente emprenden el camino, un camino realmente peligroso. En esa zona, ya en la selva, no puede pasar ni tan siquiera el ejército colombiano. Aquí las leyes y las reglas ya no existen.