La dura realidad de un cementerio de El Hierro donde entierran migrantes y qué ponen en las placas

Guasimara, agente funeraria del cementerio del Pinar, cuenta a Expósito la situación a la que se tuvo que enfrentar hace unos días

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

      
      
             
      

La letalidad de la ruta atlántica de los migrantes, algunos cayucos han aparecido al otro lado del planeta. Hace unos meses uno de ellos fue localizado en la costa de República Dominicana. En su interior solo quedaban esqueletos y documentos que mostraban que sus ocupantes eran africanos y tenían el objetivo de llegar a Canarias. 

Durante este viaje, los más desafortunados fueron arrojados por la borda, otros subieron los peldaños del muelle y se desplomaron. El cuerpo de algunos de ellos incluso han sido descubiertos en los fondos de los cayucos mientras los operarios se disponían a su desguace. Y entonces, tras las medidas sanitarias pertinentes, son enterrados en el cementerio.

Cementerio del Pinar, en El Hierro

Así, Expósito se ha trasladado esta semana al cementerio del Pinar, a unos 10 kilómetros de la Restinga, en El Hierro. Es un lugar apartado y muy tranquilo que se ubica al final de una cuesta que se dirige al pueblo. Justo en frente el inmenso océano Atlántico. En la puerta el director de La Linterna, Ángel Expósito, se encuentra con Guasimara. Ella, junto a su marido, son los agentes funerarios de este recogido cementerio desde 2011, como cuenta en COPE: “Esto hay que tomar cartas en el asunto, porque se está desbordando, la prueba está en los nichos que quedan. Si viene una oleada con un par de ellos más, es imposible”.

Un mensaje de Whatsapp desde Huelva

Están desbordados y no hay nichos suficientes para todos. La situación es preocupante en un cementerio en el que el color blanco predomina y destaca por encima del negro volcánico propio de las colinas de esta isla. Allí hay nichos de los fallecidos más recientes. “Me fijo en las placas y me llama la atención una de ellas. Es muy simple. En ella pone Aissatou Camara, Z8, 7 de julio de este mismo año”, cuenta el comunicador de COPE.

Por su parte, Guasimira explica que “era una chica de 26 años que procedía de Gambia y, justo en el momento que falleció, venía con una niña de 8 años”. Otras lápidas, directamente, no tienen nombre: “El 152 es el número de patera, y el 175 es el cuerpo según lo sacan. Igual venían 200 en la patera”, comenta Expósito. “Cada uno de los que está ahí tiene su vida detrás y empiezas a pensar a pensar, al final te vas acostumbrando, porque si no, no vives”, reconoce la agente funeraria.

Algunos tan solo están identificadas con el número de patera y el orden en el que salen de ella. Una realidad que hace muy difícil el contactar con sus familias. En ese momento Guasimira contaba en La Linterna la anécdota relacionada con un mensaje de Whatsapp de Huelva. “Hace poco llegó unos mensajes al Whatsapp de un chico en Huelva buscando información de un familiar y, casualidad de la vida, hacía 3 días que esa persona había sido inhumada en el cementerio del Mocanal. Le dijimos que se pusiesen en contacto con la Guardia Civil y, a partir de ahí, llegaban mensajes y mensajes de personas preguntando por algún familiar, si había llegado”, comenta.

      
             
      

“Hay pateras que vienen con 140 personas y caben un montón más, la mitad de esas personas se quedan en el océano”, concluye.

Flores para los migrantes de El Hierro

Los cayucos siempre van llenos. Cuando una embarcación de este tipo llega a puerto con la mitad de inmigrantes cuesta imaginarse que la otra mitad ha sido lanzada al mar, ya sea porque ha fallecido a bordo o simplemente porque se ha vuelto loco por beber agua salada o por las insolaciones provocadas por el calor. Guasimara explica el protocolo a seguir en este tipo de casos. “Te llama la judicial, te trasladas al muelle, haces el levantamiento del cadáver y lo llevas al tanatorio hasta que dan el aviso de que van a hacer la autopsia”

Adrián Gil

Juan Miguel Padrón, alcalde de El Pinar

“Siempre se les despide en un rito que no es riguroso, pero es un rito bonito. Siempre viene alguien de las autoridades, el concejal, el alcalde o el párroco, incluso numerosos vecinos”, aclara la mujer en La Linterna. Precisamente este lunes hablaba en La Linterna Juan Miguel Padrón, el alcalde de El Pinar, que apuntaba que “es tremendamente triste” que en una hora hayan ido “a sepultar a 4 migrantes muertos”.

      
             
      

Para algunos de los inmigrantes termina aquí su viaje. Un sepelio que podría quedarse en la frialdad del drama pero que se envuelve de calidez gracias a los vecinos y autoridades que participan en estos entierros. “De hecho, esas plaquitas no estamos obligados a ponerlas, pero para nosotros es algo importante. Las flores las pone siempre una vecina del Pinar que es holandesa, y nuestra querida amiga Aridian Marichal”, cuenta Guasimira.