Un sacerdote cubano pide un favor a una mujer de Alcobendas y lo que le da altera los planes de 100 vecinos

Expósito cuenta la historia de Bladimir en el municipio madrileño y cómo una conversación con una vecina, hace dos años, cambió sus planes por completo

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Escucha la historia de cómo un favor a un sacerdote conmovió a 100 vecinos de Alcobendas

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La distancia que separa Cuba de España es de 7.152 Kilómetros. Un recorrido que han hecho más de 120.000 cubanos que viven en nuestro país. La mayoría se han visto obligados a coger la maleta, ya sea por las pocas posibilidades laborales, los altos precios o la situación política. A fecha de 2024, el 88% de los cubanos se encuentra en la pobreza extrema, según los resultados de un estudio que el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).

Una de esas historias la ha contado este viernes en La Linterna el periodista Ángel Expósito, y es la de un sacerdote, el padre Bladimir, y cómo convirtió el regalo de una vecina de Alcobendas en un milagro para 100 vecinos.

Y es que el padre Bladimir Navarro llegó a España en 2019, hace 5 años, para estudiar teología moral en la Universidad de San Dámaso. Su pasión por ayudar a los demás le llevó a dirigir varias campañas para enviar medicinas, y comida a Cuba. Pero en el verano del 2022, se le presentó una gran oportunidad, y todo llegó a partir de Marusa, una vecina de Alcobendas, y la petición que le hizo el sacerdote.

Entrevista Expósito en Alcobendas con el padre Bladimir

Entrevista Expósito en Alcobendas con el padre Bladimir

El favor del sacerdote a una vecina de Alcobendas

El sacerdote cubano siempre ha tenido un objetivo: levantar hogares donde los emigrantes cubanos pudieran construir un futuro. Y, para ello, se inspiró en la famosa parábola del Buen Samaritano. levantar hogares donde pudieran construir un futuro. O, al menos, hasta que encontró a Marusa, una vecina de la localidad de Alcobendas.

“Una señora de mi parroquia, Marusa, que es un encanto y que ahora es voluntario, me dijo que tenía un apartamento de su madre que ahora iba a ir a una residencia. Me dijo que me iba a dar todo lo que había dentro para que me lo llevase a Cuba. Pero yo le dije que lo que necesitaba era el apartamento y, a partir de ahí, en ese verano de hace dos años, se creó 'Cobijo', a partir de esa casa”.

Expósito entrevista a Cobijo y a los voluntarios del sacerdote Bladimir en Alcobendas

Expósito entrevista a 'Cobijo' y a los voluntarios del sacerdote Bladimir en Alcobendas

Así, nació 'Cobijo', cuya función no es solo dar refugio a los migrantes cubanos, también les acompañan diariamente. Les ofrecen formación, les dan ropa, cubren cualquier necesidad... Pero lo más importante es que crean una cadena de favores: los que hoy han sido ayudados echarán una mano a los recién llegados. Un sistema que ya ha cambiado la vida directamente a 100 vecinos de la zona.

El padre cambia la vida de 100 personas

Y es que Bladimir tiene hasta lista de espera, como reconoce en los micrófonos de COPE: “Hay mucha demanda, hay muchos cubanos que siguen llegando, familias enteras con niños, personas que nos escriben desde Cuba y ya les tenemos la ficha hecha para que lleguen en julio, y que ya estaban en lista de espera desde hace 5 meses”.

El padre Bladimir no trabaja sólo. Mano a mano cuenta con 100 voluntarios. Una de ellas es Ana Castro, que conoció al padre Bladimir cuando llegó a la Parroquia de Santa María de la Esperanza, donde Ana acude frecuentemente. Cuando le propuso ayudarle en el proyecto, no se lo pensó: “Es un enriquecimiento personal, porque a veces uno se queja aún teniéndolo todo y, cuando les ves a ellos, te das cuenta de que con muy poco se puede ser feliz”. “Está siendo enriquecedor”, confiesa en La Linterna la propia Ana.

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Acogida e integración de cubanos refugiados: así funciona el ‘Proyecto Cobijo’

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Dicen que las primeras veces nunca se olvidan y Ana tiene muy presente a primera vez que el padre Bladimir le pidió ayuda. Era agosto de 2022, cuando una madre y su hija de nueve años, se encontraban en un banco cerca de la parroquia. No tenían nada y habían hecho de aquel banco su hogar: “Ella vino aquí a la parroquia porque unas monjitas que la recogieron le hablaron de que existía un sacerdote, y vino a ver si podía ayudarlas”. Explica que el caso le impactó porque “ella no sólo tiene esta niña que se ha traído, sino que tiene otra de 5 años en Cuba, y está trabajando todo lo que puede para poder traerla”.

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