Ángel Correas: "En TV3 no hablan en español, cómo si fuera una lengua maldita"

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Domingo que amanece frío y con cambio de horario. Los relojes se han retrasado una hora esta madrugada.

Puede ser la última o quizás penúltima vez que cambiemos las manecillas porque todo apunta a que tendremos un horario fijo en breve. Pero, hasta que llegue ese día... hoy toca una hora menos. 

Y el titular lo encontramos en la ciudad nortemericana de Pittsburg donde se ha vuelto repetir el patrón. Un hombre armado con un rifle semiautomático ha matado a, al menos 11 personas en una sinagoga judía de la ciudad. El detenido es Robert Bowers, antisemita convencido de 46 años, irrumpió armado hasta los dientes abriendo fuego. Hay 6 personas heridas, entre ellos, 4 policías y el propio atacante que está acusado de asesinato y para quien se va a solicitar la pena de muerte.

Es 28 de octubre. Hace justo un año, entró en vigor con la Publicación en el BOE, el artículo 155 en Cataluña.

Un año después, a Puigdemont le ha sustituido otro radical independentista. Quim Torra sigue diciendo que no hay vuelta atrás y lanza mensajes a Pedro Sánchez. “Se le ha acabado el crédito político” dice Torra, y eso que Pedro Sánchez hace todo lo que puede para tranquilizarle, lo último negar un delito de rebelión de los presos independentistas. Un año después, el fugado Puigdemont sigue viviendo muy bien en una mansión de Bélgica y ha reaparecido para fundar un nuevo partido al que ha llamado Crida Nacional, que es la versión radical del Pdcat. Más que crida, parece una criba para apartar a los moderados.

Un año después, Rajoy ya no está y gobierna Pedro Sánchez con el apoyo, precisamente, de los independentistas. A día de hoy, PP, PSOE y Ciudadanos tienen los puentes rotos o muy tocados para hablar de una respuesta unitaria en Cataluña aunque el secesionismo no anda mucho mejor y también aparece desquebrajado y desgastado en luchas intestinas.

Primer aniversario del 155. Hoy son varios los periódicos que miran en el retrovisor a un año vista y relatan que Rajoy se decidió al final por un modelo blando de intervención de la Generalitat. Por ejemplo no se tocó a TV-3.

La televisión pública catalana donde se ha evidenciado el esperpento que provoca la aplicación rigurosa de la doctrina independentista. La escena es la siguiente, no tiene desperdicio y se ha hecho viral.

Tiene lugar en el plató de un programa de entrevistas hace una semana. Acude como invitado el ex alcalde de la ciudad Colombiana de Medellín. Allí está también la presentadora y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Para entenderse en esta charla bastaba con hablar español, todos los entendían, todos lo hablaban, pero la entrevista se hace en Catalán, si o sí. ¿Qué pasa? Que el entrevistado no entiende nada y la alcaldesa de Barcelona acaba por traducir lo que dice la presentadora.

Es surrealista hasta extremo. Todo por no querer hablar español aunque el invitado sea colombiano. Por no pronunciarlo en TV3. Como si fuera una legua maldita. ¿Hasta donde se llega? Pues, en este caso, a bordear al ridículo, si no directamente a traspasarlo.

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