Herraiz: "Los ERTE garantizan empleos a corto plazo, pero la viabilidad de muchas empresas sigue en juego"
- 2 MIN
Era una de las noticias más esperadas por millones de trabajadores en España y se va aclarando poco a poco. Aunque todavía faltan flecos. Hablamos de la prórroga de los ERTE más allá del estado de alarma. Al menos hasta finales de junio.
Es una cuestión clave para el presente más inmediato de nuestra economía porque desde el inicio de la pandemia en España se han reconocido casi tres millones y medio de expedientes de regulación temporal de empleo. Se estima que podrían ser más de 4 millones de trabajadores los afectados. Son empleados que no están yendo a trabajar pero que no cuentan en las listas del paro. De perder esa condición, las cifras de desempleo se dispararían hasta registros desconocidos hasta ahora.
Ya decimos que hay condiciones que generan muchas reticencias entre la patronal y que habrá que ver cómo quedan plasmadas en el decreto. Porque es evidente que se garantizan muchos empleos pero se garantizan muchas empresas. ¿Por qué? Porque aquellas que sigan con este procedimiento legal no podrán despedir a nadie hasta 2021. Con un elemento clave, si mantienen a toda la plantilla, han de devolver las ayudas recibidas. Esto, dicen los empresarios, es inviable con una economía que cae en estos momentos al 10%. El Gobierno quiere asegurarse que no engorda las listas del paro pero, como ven, todo tiene una parte B, que no es menor. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que es parte de la cuota de Podemos en el Gobierno, sólo ve una de las partes. Dice que todos ganan: "Es muy beneficioso para los empresarios de nuestro país, pero también para los trabajadores de nuestro país, por tanto es un acuerdo equilibrado, vuelvo a resaltar el valor del diálogo social, el valor del acuerdo, en el acuerdo todos y todas cedemos, pero lo importante es que, insisto, en este momento tan delicado por supuesto vamos a caminar juntas".
Ni siquiera en cuestiones tan básicas, tan necesarias, dejan de lado esa absurda obsesión por el lenguaje inclusivo que no es otra cosa que una gran patada a las normas de la RAE y a nuestro idioma.
Al margen de estas chorradas a las que no nos van a terminar de acostumbrar, lo importante: es evidente que garantizan muchos empleos a corto plazo, pero cuidado porque a medio se puede poner en riesgo la viabilidad de muchas empresas