Antonio Herraiz: “Desde el independentismo tratan de vestir de normalidad lo ocurrido en el Parlament”

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La última hora nos lleva a Cataluña. Desde el martes se buscaba al bebé arrojado por su padre, de 16 años, al río Besós. La noticia es que han localizado el cadáver.

No dejamos esta comunidad, pero con un asunto diferente, porque lo que ha pasado en las últimas horas en Cataluña es muy grave, aunque desde el independentismo traten de vestirlo dentro de la normalidad. Llamar a la insurrección, avalar desde un parlamento la desobediencia civil e institucional contra una sentencia que está por llegar o reclamar la expulsión de la Guardia Civil sobrepasa demasiados límites.

¿Qué más tiene que pasar para que el Gobierno vuelva a activar el artículo 155 de la Constitución? Estamos en periodo preelectoral y el Ejecutivo en funciones no va a dar ningún paso. Dice que no le temblará el pulso, que no están dispuestos a que se ataque la Constitución, pero no quiere abrir un pulso con los separatistas por si les necesita. Por eso, hoy la portavoz del Gobierno se ha movido en esa fina línea de la equidistancia. Isabel Celaá hace un llamamiento a la calma: “Convivencia frente a la crispación y aplicación de la ley a quienes quieran recorrer el camino del desorden o incluso de posible violencia”.

Dos claves, para entender mejor lo que ha dicho Isabel Celaá. Cuando le han preguntado si pactarán con los mismos que ayer pidieron la expulsión de la Guardia Civil ha pedido no desorbitar los temas. Con lo sencillo que habría sido decir no.

Y luego, desde el atril de Moncloa, Celaá no ha tenido ningún problema en hacer campaña electoral. El Partido Socialista sale a ganar las elecciones porque somos la socialdemocracia del país. Y esto lo dice sin rubor una portavoz del Gobierno.

Y al margen de lo que está pasando y de lo que se avecina en Cataluña... Imagina que de repente te llegan decenas de multas juntas y te reclaman más de 6.000 euros. Esto es lo que les ha pasado a varios conductores que durante estos meses han circulado por el centro de Madrid en la zona restringida conocida como Madrid Central. Disponían de una autorización pero tenían que renovarla y nadie les avisó. Ahora tendrán que reclamar y ya veremos la respuesta del Ayuntamiento.

Es el último capítulo que demuestra la chapuza y las prisas con las que el anterior equipo de Manuela Carmena gestionó Madrid Central. Primero la anulación de más de 6000 multas por un defecto de forma y luego el fallo en el sistema de comunicación con los aparcamientos de esta zona, pasando por las multas a la carta antes de las elecciones. Las prisas, no son buenas, y la falta de consenso, tampoco.