Antonio Herraiz: "El Gobierno sigue haciendo una interpretación interesada de la cifra de muertos"

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Hoy hace justo un mes que el Gobierno aprobaba el Estado de Alarma acorralado por una pandemia que no supieron y, en parte, no quisieron ver venir. La prueba es que la incidencia de esta crisis sanitaria global no ha sido igual en todas las partes del mundo. En España, poco acostumbrados a estar en cabeza, nos situamos en un negro pódium. Somos el país con más fallecidos por millón de habitantes, aunque hoy Fernando Simón, el portavoz del gobierno, haya dicho que la letalidad es parecida al resto de países de Europa, en una interpretación de las cifras demasiado interesada.

30 días después, la actualidad sigue marcada por el dolor que nos provocan los muertos y los enfermos, por la incertidumbre y por un Ejecutivo especialmente preocupado por edulcorar la situación más terrible que hemos vivido en la reciente historia de España. Como si no pasara nada. ¿Hay esperanza? La hay y nos la garantizan los que a lo largo de este mes han estado luchando en primera línea contra el coronavirus. La prueba está en que de los 172.541 españoles que se han contagiado, cerca de 27.000 son sanitarios. Suponen más del 14% del total.

Les aplaudimos cada día en nuestras ventanas y balcones a las ocho de la tarde. Pero hay casos, cada vez más frecuentes, en los que están siendo tratados como si fueran apestados. Primero en los propios hospitales, cuando hay familiares que les culpan directamente a ellos de una atención imperfecta, sin valorar la falta de medios con la que trabajan.

Esta mañana en Herrera en COPE hemos hablado con Jesús Monllor. Jesús es médico de familia en el hospital de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real.

Su caso no es lo habitual pero ni mucho menos aislado. También se ha repetido con trabajadoras de supermercados. De aquí la denuncia. En su casa, este doctor de Alcázar de San Juan ha recibido una nota anónima de uno de sus vecinos invitándole a marcharse a un hotel para no poner en riesgo la salud del resto. Él lo achaca al miedo general.

Esto es lo que nos contaba Jesús: “Quiero pensar que esto debe ser probablemente una persona enferma, o a lo mejor con mucho miedo, o que ha tenido quizá algún familiar en mala situación. Y no sé, a lo mejor en un momento de desesperación o de impulsividad, me coló esto por la puerta. Quiero pensar que esto ha sido así”.

Ya digo los aplausos están muy bien, pero la solidaridad se demuestra con hechos y el enviar una carta a un vecino que es médico para que se vaya de su casa no es uno de ellos. Todos los sanitarios son los primeros interesados en tomar medidas de precaución. Lo primero para protegerse a ellos mismos y a los suyos: a sus padres, a sus hijos, a sus maridos, a sus mujeres. Con quienes vivan.