Antonio Herraiz:"Los pisos colmena: vivir en un zulo de dos por dos metros"
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El acceso a una vivienda sigue siendo noticia. Es uno de los problemas que tienen miles de personas en España. Hoy te estamos contando el caso de Carlota. Es venezolana, con nacionalidad española y ahora mismo vive en Murcia. Su marido está en Madrid y tiene previsto trasladarse a la capital.
A partir de ahí llega ese momento en el que se ponen a buscar un piso. Trabajan los dos, pero son sueldos bajos y no pueden pagar un alquiler razonable. Ha mirado habitaciones, en pisos compartidos y el precio se sitúa en torno a los 400 euros. ¿Cuál es la solución por la que se han decantado? Uno de los denominados pisos colmenas. Estas construcciones empezaron en Asia, en Japón, se han ido extendiendo por Europa y han llegado a España.
No son pisos, son habitáculos no aptos para personas con claustrofobia. Carlota ha reservado uno de esos espacios:“Tiene una cama matrimonial y tiene de 2.05 de alto y de ancho 2.2. Tiene como unas unas estanterías, un armario pequeñín y afuera del habitáculo hay estantes donde guardar las cosas más grandes, armarios”.
Apenas tiene dos metros de ancho por dos de alto. Para Carlota y su pareja es una opción temporal. El más barato cuesta 215 euros. El que han reservado ellos algo más de 300. El problema ha surgido ahora con las licencias. El Ayuntamiento de Madrid sostiene que es ilegal y las empresas se agarran a un vacío legal, porque solicitaron la licencia bajo otro tipo de actividad.
Al margen de esta cuestión puntual, jurídica y urbanística, el debate es más amplio. Miles de personas no tienen acceso a una vivienda y se tienen que meter en un cuchitril de dos por dos. Aún así, Carlota se resigna: “Y para gente que trabaja, qué es el caso mío y mi pareja, pues que nosotros estamos todo el día en la calle y llegamos necesitamos dormir, descansar un poco...y el día que tengamos libre, pues si queremos...pero en general no somos mucho estar en casa, somos más de salir y bueno, si tengo que estar en casa, pues tener un lugar donde estar tranquilo y con mi espacio reservado, aunque sea pequeñito, pero es mi espacio”.
Es el caso de Carlota y el de miles de españoles en un viernes en el que estamos pendientes del estado de salud de Joaquín Sabina. El cantante se encuentra consciente, está estable y gasta incluso bromas con las visitas. Una buena noticia.