Antonio Herraiz: “Pedro Sánchez tiene un escollo menos para negociar con los separatistas”

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Hoy vas a escuchar al Gobierno justificar los datos del paro con mensajes cargados de optimismo. Y nos gustaría que fuera así, pero el triunfalismo, aunque sea moderado, choca con la realidad. Hoy vas a escuchar que la sangría del desempleo sufrida durante los meses del estado de alarma se estabiliza. Y si la comparamos con marzo o con abril, o incluso mayo, en parte es así. Pero si se analizan bien los datos del paro del mes de junio hay que compararlos con el mismo periodo del año anterior. También con la serie histórica de los últimos ejercicios. Sólo así vamos a entender con más precisión los datos. El resto es hacerse trampas al solitario.

Junio siempre es un mes en el que baja el paro por las contrataciones de verano y porque es el mes víspera de rebajas. También porque hay campañas agrícolas de recogida del cereal y de fruta. Pero en este mes nada de eso ha servido para amortiguar el golpe. El paro sube en junio por primera vez desde 2008. Sobra decir lo que pasó aquel año, uno de los más duros de la crisis anterior. No sólo eso, es que el crecimiento del desempleo es del 28% respecto a 2019. Nos acercamos a los 4 millones de parados. Y otro mal dato es el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social registró un descenso de casi 100.000 personas en junio. Para cuando les hablen de triunfalismo...

Otra de las noticias del día tiene un plano jurídico, otro penitenciario y otro, muy evidente, que es político. El Gobierno de Pedro Sánchez está a punto de salvar uno de los grandes escollos para continuar con la mesa de negociación con los separatistas catalanes. El propio presidente ha dicho que convocará una nueva reunión este mismo mes. En el centro de esa mesa, que algunos tildan de la vergüenza, están los presos independentistas y los políticos condenados por el intento de golpe separatista del 1 de octubre. Ahí están los Junqueras, Rull, Turull, Forn y compañía. Cumplen penas que van de los 13 a los 9 años de prisión. Pero pronto pueden alcanzar una situación de semilibertad que implica el tercer grado. De momento, tienen el visto bueno de las prisiones catalanas. Por unanimidad han decidido que los separatistas sólo tengan que acudir a dormir a la cárcel y los fines de semana ni siquiera eso. Podrán estar en casa o donde quieran con su familia.

Hay que explicar que esta decisión la toman las prisiones catalanas, que dependen de la Generalitat, porque las competencias están transferidas. Y que no es una decisión firme. En primer lugar lo tiene que ratificar el propio Gobierno catalán a través de la consejería de Justicia que dirige Ester Capella. Esta abogada es de Esquerra Republicana, así que ahí el camino está completamente despejado. La duda es qué va a hacer la Fiscalía, que en última instancia, depende de Dolores Delgado, la ex ministra de Justicia. ¿Va a recurrir este tercer grado, esta semilibertad para Junqueras y compañía? ¿Primarán los intereses políticos frente a los jurídicos?

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