Muy buenos días a la gente, gente. Hace media hora que ha salido el sol en Valencia, en la zona más afectada por la dana. Cuarto día después de la tragedia. Estamos hablando desde las seis de la mañana con personas que viven en los pueblos más afectados. Se está produciendo ya la intervención del ejército. Todavía hay 252.000 personas sin teléfono, 15.000 personas sin electricidad.
En este momento el contador, el terrible contador de los fallecidos asciende ya a 207, pero ese contador, desgraciadamente, va a continuar subiendo. Todavía hay muchos desaparecidos. La ministra de Defensa, la ministra Robles, que ha estado en estos micrófonos, en la cadena COPE, en el programa de Ángel Expósito, decía precisamente eso.
El contador de fallecidos no para de subir y la muerte y los números no se llevan bien
La Mañana de Fin de Semana
"Sabemos que hay muchas personas que están en las plantas bajas, hay muchas personas que están fallecidas en los garajes, atrapadas dentro de vehículos".
En este momento la gran prioridad es que los pueblos afectados recuperen una cierta normalidad. Abastecimiento de agua, abastecimiento de luz, conexión telefónica.
Hemos hablado con Gustavo, que es el párroco de Paiporta, que es el pueblo más afectado y nos ha descrito que el pueblo ayer fue invadido literalmente por una ola de solidaridad.
Parece que ya hoy, por fin, por fin, el Ejército va a empezar a actuar con más presencia sobre el terreno de la que ha tenido hasta ahora. Hemos hablado también con Joaquín, vecino de Paiporta, que nos dijo que la solidaridad es de agradecer, pero que también la ayuda tiene que coordinarse, porque si no hay coordinación esa ayuda es mucho menos eficaz.
"No es cortarlo, el problema es filtrar, porque hay gente que puede, algunos vehículos que han sobrevivido, pueden ir a los hospitales o bajar o ir a comprar y filtrar, porque hasta en fallas están mejor organizados".
El problema ha sido que al día siguiente no había un mando que supiera de lo que hacer. La Guardia Civil no tenía medios, la Policía no tenía medios u órdenes, tú estás haciendo un trabajo y en la otra esquina no sabes lo que están haciendo.
Bueno, pues ha faltado hasta el momento coordinación, ha faltado una ayuda más contundente, es lo que nos dicen todos, con los que hemos hablado desde las seis de la mañana, para facilitar que la ayuda sea más coordinada, para coordinar mejor la ayuda.
Como digo, el contador de fallecidos no para de subir y la muerte y los números no se llevan bien. Es difícil imaginar, es difícil imaginar el desconcierto, la sensación de irrealidad o la desolación de una sola persona que ha perdido a su ser más querido. Hemos oído a muchos estos días llorar, llorar de forma desgarrada y hay decenas de familias desgarradas. En cada una de esas familias hay una galaxia de dolor. El llanto es una riada. Primero llegó la riada que cegó tantas vidas, ahora estamos en la riada del llanto, también afortunadamente en la riada de la solidaridad. Y hacemos análisis, y hay que hacerlos, sobre los efectos del cambio climático, sobre si la alerta llegó o no llegó a tiempo, parece que no llegó a tiempo, sobre la falta de coordinación de las ayudas, sobre lo tarde que están llegando las ayuda.
Y todos estos análisis son necesarios, pero quizás en este momento podemos fijarnos en los hechos, en el impacto de los hechos. No dejamos de enviarnos desde hace cuatro días imágenes de gente en situaciones extremas, de gente que lo ha perdido todo, de calles invadidas por el fango y por los coches.