"Sánchez ha conseguido que la presidencia del Congreso de los Diputados parezca una prolongación de la Moncloa"

El director de 'La Mañana Fin de Semana' analiza los discursos de Francina Armengol y Pedro Sánchez, con expresiones y términos similares, durante este viernes Día de la Constitución

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Muy buenos días a los madrugadores del fin de semana, que tienen especial mérito porque estamos en medio del puente. Muy buenos días a la gente-gente, en este 7 de diciembre en el que toca abrigarse porque llega el frío. 

Aquí estamos contándote noticias desde las 6 de la mañana. El mercado y la catedral.

El mercado es un mercado de 700 millones de personas. Si prospera el compromiso alcanzado en las últimas horas entre la Unión Europea y Mercosur, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, tendremos un mercado de 700 millones de personas, que eso está muy bien, porque en el mundo avanza el proteccionismo comercial.

Estados Unidos y China están en plena guerra comercial y la guerra comercial hace daño a la gente-gente. Otra cosa es que este gran mercado supondrá sacrificios, más sacrificios para el campo europeo.

Y la catedral es Notre Dame, símbolo de la historia espiritual de Europa, que reabre hoy sus puertas. Es una alegría que reabra sus puertas. El desafío es que esa historia espiritual de Europa, encarnada en cierto modo en la Catedral de París, no sea solo un museo, sino algo vivo que ayude a la gente a vivir mejor.

A las diez y media de la mañana empezaba en la carrera de San Jerónimo el desfile para la celebración del aniversario de la Constitución, desfile de las tropas y desfile de sus señorías.

      
             
      

Isabel Díaz Ayuso apareció con un llamativo vestido rojo de inspiración japonesa. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, con un vestido azul de estampado floral. María Jesús Montero puso el tono folclórico, el tono folk, más que folclórico, con un abrigo ligero y largo. Y la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, lució, me ha dicho que se llama falda midi satinada, que está muy de moda esta temporada, de color burdeos. El burdeos también se lleva mucho en esta temporada.

Y después la trinchera infinita.

Antes del discurso de Francina Armengol hablaron los diferentes líderes de los grupos parlamentarios y Sánchez se metió en la trinchera. Bueno, Sánchez no sale nunca de la trinchera. Reivindicó Sánchez una reforma de la Constitución para blindar derechos, para blindar lo que él considera grandes progresos. Derecho al aborto, al matrimonio de las personas del mismo sexo, en realidad derecho al aborto no hay en nuestro ordenamiento jurídico, derecho a la subida de pensiones, derechos, según él, amenazados por la derecha y por sus pactos con la ultraderecha.

      
             
      

Avance reaccionario, eso es lo que fundamentalmente quería decir Sánchez, porque en realidad esa reforma de la Constitución de la que habla es imposible, porque requiere un apoyo de 226 diputados que Sánchez no ha buscado ni busca. Es posible. Por ejemplo, este año se ha reformado el artículo 49 de la Constitución que ya no utiliza el término disminuido sino el término discapacitado, pero en este momento habría que llegar a un acuerdo del PSOE y del PP. Sánchez no está buscando ese acuerdo. Ayer simplemente Sánchez hablaba de reforma de la Constitución para criticar a la derecha.

Lo curioso, lo llamativo, es que minutos después Armengol, la presidenta del Congreso de los Diputados, defendió lo mismo que había defendido Sánchez. Es que había pasajes de discurso de los dos que utilizaban las mismas palabras.

Ya se podrían haber puesto de acuerdo los jefes de gabinete para no utilizar los mismos verbos, por lo menos para guardar las apariencias.

      

Uno y otro, Armengol y Sánchez, utilizaron, por ejemplo, el verbo blindar. Sánchez ha conseguido que la presidencia del Congreso de los Diputados parezca una prolongación de la Moncloa.

En la recepción, después de los discursos oficiales, llegaron los corrillos. Esto es famoso porque es una tradición. Los corrillos son que los políticos hablan con los periodistas sin que esas conversaciones se graben. ¿Qué dijo Sánchez en los corrillos? Pues Sánchez, una vez más, se presentó como la víctima de un acoso de jueces, periodistas y políticos.

Sánchez volvió a hablar en los corrillos de esa gran conspiración que explica que su mujer está imputada, que está imputado Ábalos, que está imputado el Fiscal General del Estado. Sánchez dijo ser víctima del acoso, pero dijo Sánchez, los acosadores se pondrán en evidencia porque no quedará nada. Sánchez, no contento con escribir el discurso de Francina Armengol, anunció o anticipó lo que van a hacer los jueces.

Lo que dijo Sánchez ayer es lo que viene diciendo desde hace meses, desde que su mujer fuese imputada. No hay nada, no hay nada, no hay nada. Pero en el caso de su mujer, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha considerado que sí hay algo, que hay indicio de delito. En el caso del Fiscal General del Estado otro tanto, porque el Supremo considera que hay que investigar. Y en el caso de Aldama, cuando Aldama empezó a tirar de la manta hace 15 días en su declaración ante el juez Santiago Pedraz, el gobierno dijo que esto eran fabulaciones, lo que decía Aldama. ¿Qué ha pasado desde entonces? Pues que Aldama ha mostrado que tenía vínculos con la Guardia Civil.

La Guardia Civil le dio la medalla al mérito por su tributo a España. No es una fabulación que alguna relación tiene Aldama con la CIA y el FBI, porque aparece en una foto. Esta semana Aldama ha entregado al Supremo, como sabes, una lista marcada con rotulador verde y rosa y anotaciones manuscritas de contratos, dice Aldama, adjudicados a empresas dispuestas a pagar comisiones.

Hace unas horas el ministro de Transportes, Oscar Puente, ha dicho que esa lista no es de la época de Sánchez, no es de este Gobierno, sino de la época de Rajoy. Bueno, Aldama dice que tiene pruebas. El Gobierno dice que no hay pruebas. Tanto lo de la lista como lo que ha dicho Aldama esta semana, de que el ministro Víctor Torres, entonces presidente de Canarias, tenía un piso en Madrid que pagaba él para encuentros discretos, esto no son pruebas sólidas. En un caso es una declaración y en el otro es una lista que habrá que certificar si lleva razón Aldama, si lleva razón Oscar Puente.

Algo más sólido es el asunto del contrato que ha entregado Aldama a los jueces, contrato en el que se establece un arrendamiento con opción de compra de Ábalos para un piso que es propiedad de Aldama. El contrato está, la firma está y dice Aldama que eso era la garantía entregada a Ábalos de que se iban a cobrar las comisiones y si no se cobraban las comisiones, se iba a quedar con el piso. También tendrán que estudiar los jueces si ese contrato es una prueba o no es una prueba.

Los papeles que ha entregado Aldama de momento no son concluyentes, pero claro, ahora es difícil ya decir lo que decía el gobierno hace 15 días, que todo son fabulaciones.

Estamos pendientes de las decisiones que tome el Supremo.

El Supremo esta semana ha decidido no volcar todavía el contenido del teléfono de Aldama. Aldama entregó su teléfono al juez diciendo, mira, señor juez, si usted vuelca el contenido de este teléfono, aparecerán las pruebas de que yo tenía contactos con el Gobierno.

De momento el juez ha decidido esperar hasta que declare a Aldama. Vamos a ver cuándo declara Aldama, porque puede haber cambios en las fechas. Estaba prevista su declaración para el 16 de diciembre, pero Ábalos ha pedido declarar más tarde. Ya veremos cómo queda el calendario.

En cualquier caso, yo digo, las pruebas tendrán que ser estudiadas por el juez y considerar que si son pertinentes o no. Pero es el juez el que decide si hay algo o no hay nada, si lo de Aldama es fabulación o no es fabulación. Pero claro, ayer Sánchez quiso también hacer de juez. Quiso dictar sentencia. Sánchez lleva meses dictando sentencia.

Ayer Sánchez quiso, y lo consiguió, ser el presidente del Congreso de los Diputados. Francina Armengol dijo lo mismo que él. Y ayer también Sánchez quiso ser el presidente del Supremo. Quiso también ser el Poder Judicial. Sánchez parece no recordar que nuestro Estado democrático se basa en la división de poderes.