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La dictadura que Daniel Ortega se ha instalado en Nicaragua y ha subido un escalón en su sangrienta represión de las libertades. Esa represión tiene en las últimas horas un nombre: la parroquia de la Divina Misericordia en Managua. El viernes por la noche paramilitares a las ordenes del dictador sandinista Ortega asaltaron la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, un grupo de estudiantes, médicos, sacerdotes y periodistas buscaron asilo en sagrado, en la parroquia de la Divina Misericordia.
La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua es uno de lo últimos refugios de la resistencia estudiantil. Los paramilitares no respetaron lo sagrado y, después del asedio, mataron dos jóvenes. Los líderes de la Iglesia católica volvieron a intervenir como lo están haciendo desde que estallara la crisis. El cardenal Leopoldo José Brenes y el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag lograron que los paramilitares dejasen entrar a las ambulancias para trasladar a los heridos y negociar la salida del resto de las personas que permanecían encerrados en el templo.
La Iglesia, los obispos, los sacerdotes, están cumpliendo un papel clave en esta crisis, incluso a riesgo de sus vidas. Se corrigen así errores del pasado. Esta semana el cardenal de Nicaragua, y el nuncio apostólico fueron agredidos a las puertas de la basílica de San Sebastián en la ciudad de Diriamba. A pesar de estos ataques la Iglesia ha descartado a abandonar la mesa de Diálogo Nacional.
¿Qué está pasando en Nicaragua? El pasado mes de abril se iniciaron unas protestas que estallaron por la reforma de una reforma de la Seguridad Social. Ese fue el detonante de unas protestas contra 11 años de presidencia sandinista, que con el apoyo de Venezuela, ha gobernado el país a golpe de decreto y reprimiendo libertades. Desde el comienzo de las protestas la dictadura de Ortega ha provocado más de 350 muertos y 2.100 heridos. A mitad de mayo se puso en marcha una mesa de Diálogo Nacional que Ortega solo ha utilizado para ganar tiempo. Los obispos que han participado en ese proceso de diálogo le propusieron que adelantara las elecciones previstas de 2021 a 2019. Ortega no quiso responder y luego rechazó el adelante electoral. La OEA también ha pedido ese adelanto electoral.
Ortega desde que comenzaron las protestas ha tiroteado manifestaciones pacíficas, amenazado de muerte y protagonizado una escalada que se ha convertido en un auténtico baño de sangre.
Ortega lidero hace 50 años la milicia popular contra Somoza. Nunca dirigió la derrota ante dante Violeta Barrios en 1990. Y desde 2007, cuando Ortega y su mujer Rosario Murillo, que es la vicepresidenta, se hicieron de nuevo con el poder convirtieron Nicaragua en su finca. Si cae Ortega caerá uno de los más de los líderes populistas que han atenazado y atenazan a América Latina.
Ayer hubo manifestación en Barcelona para pedir la libertad de los políticos presos, una manifeestación convocado por por Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Una manifestación en la que el independentismo pincho si nos atenemos a los datos facilitados por la Guardia Urbana. En la manifestación del pasado mes de abril asistieron 300.000 personas y en estas 110. 000 Torra y en la que hizo honor a su apellido, torrando con la petición de que se ponga en libertad a los presos.
El independentismo está crecido desde que los jueces alemanes decidieran no entregar a Puigdemont como acusado por el delito de rebelión. Ayer el presidente del Parlament, Torrent, volvió a pedir a la Fiscalía y a la nueva fiscal general del Estado, María José Segarra, a “retirar las acusaciones de rebelión” contra los procesados por el caso del 1-O. Está será la prueba definitiva de hasta donde quiere llegar Sánchez con el independentismo. Accederá Segarra, es decir Sánchez, a retirar esa acusación por rebelión. La Fiscal General del Estado cuando era todavía candidata a Fiscal General del Estado, en su comparecencia en el Congreso el pasado, el 27 d ejunio aseguro que en España no había presos políticos.
Pero la aspirante Segarra evito pronunciarse sobre si mantendría la acusación por rebelión. Se limitó a decir que no había una posición de la Fiscalía sobre Cataluña.
Ya veremos si la fiscalía cambia de criterio. El que ya parece que ha cambiado de criterio ha sido Pedro Sánchez que proponía el 16 de mayo una modificación del delito de rebelión que no exigiera una conducta violenta, hace dos meses Sánchez estaba convencido de que lo que había ocurrido en Cataluña el 1 de octubre había sido una rebelión en toda regla.
Ahora Sánchez no habla de rebelión, no critica la decisión de los jueces alemanes. Sánchez ha cambiado pero quien no ha cambiado ha sido Torra, lo dice hoy en el País, Borrel.