De Haro: "Puigdemont alimenta la teoría conspirativa de los atentados menos llorados"

Xavi y su tío abuelo Francisco paseaban, hacen seis meses, el pasado 17 de agosto, por las Ramblas. Xavi, tenía tres años. A las cinco de la tarde, la furgoneta en la que viajaba la muerte se lo llevó por delante.

Xavi fue una de las 17 victimas mortales de los atentados de Barcelona y de Cambrils. Su padre, Javier Martínez, dice que se acuerda de su hijo todos los días. ¡Cómo no! Javier Martínez desde aquel día de agosto se ha convertido en huérfano de su hijo. Javier Martínez protagonizó aquellos días una de las fotos más emotivas y más significativas: quiso abrazar al imán sustituto de la mezquita de Rubí, Driss Salym. La vida para Javier Martínez ha sido muy dura en los últimos seis meses. Es la vida de una víctima que necesita compresión y acompañamiento porque hay dolores que es imposible vivir en soledad.

Ahora hemos sabido que la célula que atentó quería utilizar cinturones explosivos y granadas en la Sagrada Familia. Los atentados de Barcelona y de Cambrils quizás hayan sido los menos llorados de nuestra historia reciente, en seguida quedaron sepultados por la política que lo ocupó todo. Y un pueblo, como un hombre y una mujer, que no llora a sus muertos, no vive bien.

Hace seis meses volvió a suceder. Hace seis meses esperábamos que fuera diferente, que esta vez los muertos no fueran instrumentalizados. Pero volvió a suceder, el terrorismo provocó muertos y heridos, y consiguió el daño de poner en marcha la culpabilización del otro. De los atentados solo son culpables los terroristas, pero hace seis meses volvió a suceder, se volvió a producir esa transferencia de culpa que ya conocemos. Se culpabilizó al al Gobierno. Cuando todavía no se habían cumplido diez días de los atentados, el 26 de agosto, en vísperas de la gran manifestación de repulsa, Puigdemont vertió una grave acusación contra el Gobierno. Sostuvo en una entrevista en Financial Times que Mariano Rajoy había hecho política con la seguridad porque no había dotado suficientemente a los Mossos. Eso en vísperas de la manifestación. Luego, en la manifestación, hubo pitadas al Rey. Enseguida los atentados se olvidaron porque había que darse mucha prisa, la prioridad era el referéndum de secesión.

Seis meses después, Puigdemont sigue empeñado en utilizar a las víctimas, ayer mismo, tiro de su particular teoría de la conspiración y habló de indicios que señalaban la "connivencia" del CNI con el imán de Ripoll.

La paranoia conspirativa que sugiere que el CNI pudiera tener que ver algo con los atentado está muy extendida en algunos medios independentistas. Ayer el periódico digital nacional.cat, referente del independentismo, titulaba así un artículo: “La sombra del imán de Ripoll y el CNI es alargada”. El CNI reconoció en su momento que había tenido contactos con el imán. El artículo, haciéndose eco de una especie muy difundida entre el independentismo, sostiene que es posible que el imán fuera confidente del CNI en el momento de los atentados. De ahí a asegurar que el CNI estaba detrás de los atentados solo hay un paso. Y ayer mismo la ex diputada de la CUP Mireia Boya, que esta semana ha declarado ante el Supremo, dio ese paso. En una cadena de tuits insinuaba que los atentados fueron terrorismo de Estado contra el proceso independentista. Tenemos en marcha otra teoría conspirativa, como si ya no hubiéramos tenido bastante. Fakenews, fakenews en un terreno que debería ser sagrado: el de las víctimas de terrorismo.

Mientras el independentismo difunde sus teorías de la conspiración, la realidad sigue ahí, obstinada, inapelable. La realidad es que mañana declaran las líderes del PDeCat y de Esquerra ante el Supremo, Marta Rovira y Marta Pascal. Un informe de la Guardia Civil que el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ya tiene sobre la mesa atribuye a la secretaria general de ERC, Marta Rovira, un papel clave en la preparación del referéndum ilegal.

La realidad sigue su curso, obstinada y testaruda, resistiéndose a las teorías de la conspiración y a ser absorbida por la ideología. La realidad es que Inés Arrimadas se ha puesto en movimiento el pleno de desbloqueo.

El reglamento del Parlament permite que dos grupos parlamentarios o una quinta parte de los diputados pueden proponer la celebración de un pleno específico. Ciudadanos supera la quinta parte de los diputados del Parlament y puede instar ese pleno. Según los letrados del Parlament ese pleno permitiría hacer correr los dos meses para que se repitieran las elecciones.

La realidad sigue en su sitio y ERC y el PDeCAT quieren quitarse de encima a Puigdemont. El problema es que su gente sigue enredada en sus logomaquias, en palabras que no significan nada y que no van al fondo del asunto. Ayer Elsa Artadi batió el record de las logomaquias. Artadi aseguró que JxCat negocia con los republicanos una figura con rango superior, que ya esté en el Palau de la Generalitat, para suplir la ausencia física de Puigdemont una vez este sea investido. ¿Que retruécano es este? O hay presidente o no hay presidente.

A los que tenemos cierta edad, esto de la figura de rango superior nos suena y nos suena mal.

La realidad sigue ahí y el Gobierno volvió a reiterar su voluntad de que el castellano sea vehícular en Cataluña

La pena es que el PSOE se haya divido. Algunos barones quieren que el español sea vehicular cuanto antes, otros se resisten.