LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

La ola más grande jamás registrada: una aterradora pared de agua que golpeó la bahía de Alaska en 1958

Un experto habla en La Noche de Adolfo Arjona sobre la formación de las olas y nos desvela detalles de la más grande jamás registrada

Andrés G. Atienza

Málaga - Publicado el

3 min lectura

Pasear por una playa desierta con el sonido de las olas del mar como único acompañante es una experiencia relajante. Ese vaivén de ondas formado por agua y espuma es la parte más visible de un fenómeno que contemplamos en mares y océanos que recorre distancias de hasta miles de kilómetros antes de romper en la orilla o estrellarse contra las rocas. En La Noche de Adolfo Arjona hemos fijado la atención en las olas de mar y hemos contactado con un experto para que nos responda a varias cuestiones relacionadas con este fenómeno.

El catedrático del departamento de Geología de la Universidad de Salamanca y miembro del Grupo de Geociencias Oceánicas de esta universidad, José Abel Flores, nos ofrece una definición de ola: “Es una energía que se trasmite a la superficie de un océano, un lago un gran lago, y que genera un movimiento ondulante”.

Las olas, esa energía, no nace de la nada, y existen unos factores que son los encargados de generarla, impulsarla y hacerla llegar a la orilla. El catedrático indica que las olas normales, las que conocemos del mar y la playa están creadas por el viento constante o las de mayor entidad, por el generado en las tormentas.

Además del viento, existen otros factores que también generan olas: “Un terremoto, un deslizamiento submarino, o una erupción volcánica. Esos elementos también pueden generar olas”, señala Flores.

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LUGARES PROPICIOS

Alrededor de la tierra existen lugares donde se dan con mucha frecuencia las condiciones para generar olas convencionales, es decir, las creadas por el viento. Flores cuenta que, gracias a la publicidad, es muy famosa la zona situada en el Pacífico. También el entorno de la Antártida, en el Pasaje del Drake se generan grandes olas.

Pero el catedrático señala que “no hay que olvidar que en la Península Ibérica contamos con dos puntos particularmente importantes como son la costa gallega, donde las olas son muy altas. También destaca la costa portuguesa. Concretamente la zona de Peniche “allí hay una serie de componentes morfológicos que determinan que las olas sean particularmente altas”.

OLAS MUY TEMIDAS

Normalmente, detrás de una ola viene otra, pero se habla de olas 'solitarias' o 'vagabungas', que miden varios metros de altura y aparecen, aunque el mar esté en calma.

Sobre si esto es real o pertenece al género de la ciencia ficción, Flores cuenta que, aunque son observaciones de los navegantes, pescadores o marineros, recientemente sí que hay testimonios de observaciones más científicas: “Se ha visto que en casos muy extraños que, al tren de olas normal, a lo que llamamos mar de fondo, en ocasiones se ha manifestado una onda de mayor entidad. Se ha registrado y está publicada. Se atribuye a una variación de ondas como consecuencia de un maremoto; un tsunami cuando llega a costa”. Están definidas en la literatura científica, aunque son muy, muy extrañas”.

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MEDIR OLAS

Otra de las cuestiones que hemos trasladado al catedrático José Abel Flores es referente a la ola más grande de la que se tengan registros. Antes de resolvernos la duda, Flores ha subrayado que el medir olas es muy complicado: “Hoy en día disponemos de boyas de olas, que nos permiten tener una idea más clara. Digamos que las olas más que están bien medidas con este sistema están en torno a los 20 metros. Esas son las olas convencionales”, señala.

LA MADRE DE TODAS LAS OLAS

Si mirar de frente a una ola de 20 metros puede ser una de las experiencias más terroríficas que puede experimentar un ser humano, imaginemos una que supere el medio kilómetro de altura.

Al ser preguntado sobre la ola más grande jamás registrada, el catedrático nos retrotrae al mes de julio de 1958: “No es ciencia ficción. La ola producida por un tsunami en las costas de Alaska, llegó a superar los 500 metros de altura. Una vez que entró en la bahía y ascendió. Es una situación es extraña, pero en la historia del planeta se han dado varias veces”, apunta José Abel Flores.

La monstruosa ola quedó registrada en tierra debido al reguero de árboles arrancados que se depositaron en las empinadas laderas que rodean Bahía Lituya.