LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

Así se vivieron los intensos momentos de la fuga de Pablo Escobar de la cárcel de La Catedral

En 'La Noche de Adolfo Arjona' te contamos cómo se vivió la fuga de Pablo Escobar de 'La Catedral', su cárcel hecha a medida

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Pablo Escobar, el narco que hizo de la cárcel un centro de negocios

Pedro González

Málaga - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El 22 de julio de 1992, el gran capo de la droga, el colombiano Pablo Escobar, se fugaba de la cárcel que se había construido a su gusto, La Catedral’. Permanecía allí desde junio de 1991 junto a 14 de sus hombres. En mitad de la noche, y dando una patada a un ficticio muro de la prisión, el 'patrón' se fugaba. Una vez más se reía del mundo y del gobierno colombiano que había decidido intervenir ‘La Catedral’ después de confirmar que Pablo Escobar seguía ordenando asesinatos y dirigiendo el narcotráfico desde la cárcel. Durante 16 meses se convirtió en el hombre más buscado del mundo. Te contamos la historia de esta fuga en 'La Noche de Adolfo Arjona'.

PABLO ESCOBAR

Pablo Escobar Gaviria había nacido en el seno de una familia extremadamente pobre de Rionegro, Colombia, en el año 1949.

Hijo de un campesino y de una maestra, siempre tuvo presente que quería otra vida. Su desembarco en el crimen organizado llegó de la mano de Alfredo Gómez ‘El Padrino’, por entonces rey del tráfico de marihuana entre Latinoamérica y Estados Unidos.

Pronto destacó entre los hombres de ‘El Padrino’ y llegó a controlar sus propias rutas, fundando en los años setenta el cártel de Medellín junto a Gacha, Lehder y Ochoa. El cártel controlaba el tráfico de cocaína desde su recolección y elaboración hasta su venta. Una venta que crecía de forma imparable y que le permitía excentricidades como montar un zoológico con animales exóticos en su finca, Hacienda Nápoles. A eso se sumaban viviendas de lujo, automóviles, avionetas, helicópteros y motos. La revista FORBES llegó a catalogarlo como el séptimo hombre más rico del mundo.

Pablo Escobar supo ganar dinero con el narcotráfico y también supo repartirlo, era su forma de comprar voluntades y comprar lealtades. Además, construyó campos de fútbol y casas para los más pobres. No es de extrañar que Escobar se sintiera un dios en su querida Medellín porque todos lo adoraban, la gente, sus hombres y su familia. Escobar desarrolló suficiente sangre fría como para ordenar un asesinato, en una reunión en su despacho, y al salir abrazar y acariciar a su hija Manuela.

A mediados de los años ochenta Pablo Escobar ingresaba 420 millones de dólares cada semana con el negocio del narcotráfico, droga que introducía principalmente en Estados Unidos. Para ello tiró de ingenio y fue pionero al emplear barcos pesqueros, aviones y hasta submarinos… Aquello lo convirtió en objetivo de la policía y del gobierno colombiano que, instigados por la DEA, el Departamento Antidroga Americano, comenzaron a interesarse por sus negocios. La entrada de cocaína en Estados Unidos se había multiplicado en los últimos años y la DEA se marcó como objetivo meter entre rejas a Escobar. Para ello el gobierno americano ofreció una recompensa de hasta 10 millones de dólares a quien lo entregara, sin embargo, la lealtad hacia el patrón era envidiable. Ninguno de sus hombres lo traicionó.

Pablo Escobar ya no solo traficaba con cocaína, también ordenaba el asesinato de jueces, policías, políticos, periodistas y civiles sin ningún escrúpulo. Los suyos ponían bombas en inmuebles del gobierno, en sedes bancarias, en centros comerciales o directamente saltaban por los aires un avión con más de 100 personas pensando, equivocadamente, que entre los pasajeros se encontraba el por entonces candidato a la presidencia de Colombia, César Gaviria, posteriormente presidente del país.

Con el paso de los años Escobar se creó tantos enemigos, que ya no solo era el gobierno colombiano y el americano los que pretendían acabar con él. La lucha en las calles de Colombia se hizo tan encarnizada que el Escobar llegó a un acuerdo con el gobierno. Era el 19 de junio de 1991 y ese día se entregaba para ingresar en ‘La Catedral’. Solo un año después, y tras comprobar que desde la prisión continuaba dirigiendo sus negocios y ordenando asesinatos, el gobierno colombiano plantea la extradición de Pablo Escobar a Estados Unidos. Es entonces cuando el líder del cártel de Medellín protagoniza una fuga de la que se cumplen 28 años el 22 de julio.

LA FUGA

La fuga se prolongó durante un año y medio. A pesar de los esfuerzos del grupo élite, compuesto por 500 agentes colombianos bajo la dirección del coronel Hugo Martínez, y a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, que habían declarado a Pablo Escobar su enemigo número uno. No fue fácil dar con él. Sabían que Escobar era listo y que recibía ayuda de todos aquellos a los que durante años dio dinero, por eso trazaron un plan: tenían que cerrar su círculo, tenían que ir tras sus sicarios, sus hombres de confianza, sus operaciones financieras. Un círculo cada vez más cerrado y asfixiante para un hombre capaz de asesinar a sangre fría, pero incapaz de mantenerse alejado de su familia, una llamada a su hijo sirvió para que la policía lo localizara. Fue así como Pablo Escobar terminó siendo abatido a tiros en el tejado de la casa donde se escondía. Era el 2 de diciembre de 1993 y acababa de cumplir 44 años un día antes.

La imagen de Pablo Escobar yacente, ensangrentado, descalzo, con la camiseta subida dejando ver su estómago, junto a los agentes de la DEA Steve Murphy y Javier Peña posando a su lado como si de un trofeo de caza se tratara, dio la vuelta al mundo. Una fotografía que acreditaba que Estados Unidos había acabado con su enemigo público número uno en la década de los ochenta.

LA CATEDRAL

Para saber cómo era la cárcel que Pablo Escobar se hizo a su medida, y desde donde siguió controlando sus negocios, en 'La Noche de Adolfo Arjona' ha estado el prestigioso periodista internacional y director del canal Testigo Directo, en Colombia, Rafael Poveda.

'La Catedral era el nombre de un finca al sur de Medellín' cuenta Rafael Poveda. 'Allí hubo un centro de rehabilitación para drogadictos y era un lugar estratégido para Pablo Escobar porque podía ver Medellín, un aeropuerto cercano y podía controlar la única vía que tenía acceso a 'La Catedral'.

'La habitación de Pablo Escobar no era lujosa, pero tenía una ducha donde estaban los grifos de agua caliente y fría, que al moverlos abría una puerta que daba acceso a un escondite donde suestamente dormían los lugartenientes de Escobar' asegura Rafael Poveda. 'La Catedral tenía jacuzzi, gimnasio, mesas de billar, campo de fútbol, pero lo que más me llamó la atención, es que para darle apariencia de cárcel, construyeron una malla electrificada, que tenía el interuptor para poner en marcha más de 10.000 voltios en la habitación de Escobar y los responsables de vigilar la seguridad iban vestidos con uniformes de guardias municipales, pero en realidad eran sicarios que trabajaban a las órdenes de Pablo Escobar'.

La de Pablo Escobar ha sido una de las grandes fugas de la historia, pero en 'La Noche de Adolfo Arjona' te contamos otras que también han hecho historia.

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