El cine no volverá a ser igual: unas salas de Granada acaban con una de las grandes tradiciones desde 1910

Juan Torres-Molina es dueño de los 'Cines Madrigal' y confiesa en 'La Tarde' que concebía el cine porque a la película le daba el nombre el formato"

Redacción La Tarde

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Casi sin darnos cuenta, hemos llegado al último mes del año...Un año que, entre otras cosas, ha supuesto el fin de muchas cosas. También del celuloide en España. Y es que en el emblemático cine Madrigal, de Granada, hace cuatro meses que se dejó de escuchar este sonido.

Primero, fue la televisión en color; después, las transformación digital, el auge de las multisalas, las plataformas en 'streaming' y ahora el paso del formato de 35mm al digital. Esto último, ha roto la exclusividad que caracterizaba al Madrigal pero, de lo contrario, estaban abocados al cierre. Era la crónica de una muerte anunciada que, por suerte, no se ha llegado a producir. Y es que lo de adaptarse o morir llevaba demasiado tiempo persiguiendo a este cine. No hablamos del final, pero sí de una nueva etapa a la que su dueño, Juan, inevitablemente, mira con miedo e incertidumbre.

Es un claro ejemplo de que cuando las cosas se ponen difíciles, no hay más remedio que adaptarse. Era 24 de septiembre de 1960 cuando el emblemático Cine Madrigal abría sus puertas en el centro de Granada y la verdad es que su supervivencia ha sido un milagro en estos tiempos de consumo audiovisual acelerado.

Juan Torres-Molina es dueño de los 'Cines Madrigal' y confiesa en 'La Tarde' con Pilar Cisneros y Fernando de Haro que “concebía el cine porque a la película le daba el nombre el formato”, es decir, “ese término fotoquímico juega mucho”. Pero rechaza también que se le llame largometrajes, puesto que “el digital no tiene metros”. “Habría que hablar de producto audiovisual”, puntualiza el dueño. Y sentencia que aunque “seguimos hablando de la materia cinematográfica, nos falta lo esencial que es la película”.

Su experiencia los últimos años ha sido muy difícil: "en España no quedaban laboratorios, se habían estado pidiendo a Londres”. Pero aun así conseguían las películas nuevas. Juan habla que es paradójico que “muchas de ellas se rodaban en películas, se pasaba a digital y luego había que volver a pedirlas en 35”. Como las pedían en Reino Unido, “el Brexit era la primera piedra en el camino”, confiesa el dueño. Cuando tenían que pagar las aduanas, se “encarecía el precio”. Y la única opción alternativa estaba en el Este de Europa: “Había que irse a Rumanía”. Al final, “una copia en 35 dependía de los metros de película, pero estaba por encima de los dos mil euros”, cuenta Juan.

Momentos difíciles

Otro momento difícil llegó con la pandemia. Pero acabaron sobreviviendo con la industria independiente, como cuenta su dueño, ya que “El Madrigal era un cine sui generis”. En sus salas se proyectaban propuestas muy arriesgadas y “sin embargo han funcionado muy bien en El Madrigal, porque Granada es una ciudad muy universitaria”, explica Juan. “Si es que El Madrigal es de otro planeta”, le llegaron a decir al dueño.

Una de las primeras veces que se dio cuenta del cambio al sistema digital fue cuando dejó de oírse el proyecto. “El proyector se oía dentro de la sala cuando empezaba la bovina”. Por eso, con este cambio, “cuando pasaba por la cabina con el digital ya no se oía”. Y entonces pensaba que “era porque se había parado”. En ese momento abría corriendo la puerta de la sala y se encontraba "al digital funcionando”.

Respecto a cómo podría detectarlo el espectador, “la textura de imagen del 35 es más cálida”, detalla Juan. Esto se debe a que “el paso de la luz por el fotoquímico es más cálida”. Pero además, “el digital, al tener un enfoque automático resta mucho la imprecisión”, la proyección es perfecta y está permanentemente enfocado.

Otro punto crítico del cine fue con la inflación: “En el mes de mayo y junio, que estaba la cosa muy difícil nadie apostaba por el cine Madrigal”. El principal impacto fue con la subida de la luz: "Nos subió de una manera bestial”, rememora. En esos días, llegaron a estar “un par de meses que todo lo que se ingresaba era para la luz”. Pero a esto hay que añadirle que, como cuenta el dueño, “las compañías no querían seguir haciendo porque no lo estaban amortizando”.

La crisis que han vivido estos últimos meses tiene un precedente a la altura: “Lo vi una cuando hace 20 años empezó la digitalización”. Pero en todo acaso, acabaron saliendo a flote: “Una empresa granadina apostó por nosotros y con eso plazos de pago”, han podido seguir adelante.

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