El creador de los primeros bebés modificados genéticamente vuelve a la ciencia: "Es muy preocupante"

Nuestro divulgador científico Jorge Alcalde analiza la vuelta a la investigación del doctor chino He Jiankui tras salir de la cárcel por haber manipulado embriones genéticamente

Redacción La Tarde

Publicado el - Actualizado

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El creador de los primeros bebés modificados genéticamente creados por la humanidad vuelve a la ciencia, después de que su caso tuviera un impacto a nivel mundial. El chino He Jiankui protagonizó uno de los experimentos más delirantes y peligrosos de la historia al modificar genéticamente con la herramienta CRISPR el ADN de dos embriones para hacerlos resistentes al sida. Luego los implantó en una joven, que dió a luz a dos gemelas en 2018, a las que llamaron Lulu y Nana.

Al contrario de lo que el doctor He esperaba, la ciencia no celebró su experimento como un gran logro. Expertos de todo el mundo se llevaron las manos a la cabeza, y llegaron a comparar su investigación con la de los médicos nazis e incluso con la del ficiticio doctor Frankenstein. He Jiankui acabó condenado a tres años de cárcel y a pagar 380.000 euros de multa. El paradero de las dos gemelas y de una tercera niña, que también nació por el mismo procedimiento, es uno de los secretos de Estado mejor guardados por China.

Recientemente el doctor ha salido de la cárcel y ya trabaja en nuevos experimentos científicos. Ha creado el Instituto de Investigación de Enfermedades Raras, con el que pretende curar enfermedades genéticas. "Desde que se ha sabido que quería volver a iniciar su actividad científica, ha habido reacciones en el mundo de la ciencia, de todas las instituciones, de todas las disciplinas, y es muy difícil encontrar una que esté a favor de que el doctor He vuelva a practicar la ciencia", apunta Jorge Alcalde, nuestro divulgador científico en 'La Tarde'.

Para Alcalde "traspasó todas las fronteras éticas posibles e imaginables a la hora de practicar una investigación científica". "No solo cometió un delirio bioético como es manipular embriones humanos para modificarlos genéticamente y generar literalmente una nueva especie humana", afirma el divulgador, "sino que además generó una mala praxis científica". La praxis que hizo no habría superado ningún examen mínimo de deontología profesional en ningún lugar del mundo, según Alcalde. "Es muy preocupante que quiera volver a hacer ciencia y que quiera volver a arrimar inversión a su alrededor para, con la excusa de curar enfermedades raras, volver a manipular genéticamente a la especie humana".

Se saltó todas las reglas éticas y científicas

En la comunidad científica hay unanimidad en cuanto a que la utilización de técnicas como el famoso CRISPR, el "corta pega genético", solo puede producirse con células adultas y solo con la intención de curar una enfermedad. Eso está establecido, entre otras cosas, en la convención de bioética de Oviedo, que marca la pauta de hacia donde debe ir la investigación genética en el mundo y en la que prácticamente todos los genetistas y bioéticos están de acuerdo, como recuerda Jorge Alcalde.

El doctor He hizo dos cosas que no están dentro de esta convención: utilizar la manipulación genética para modificar los genes en fase embrionaria, es decir, generar un ser humano con genes modificados que, además, transmitirá a su descendencia y, por otro lado, hacer esto para curar una enfermedad que ya tiene otras formas de tratamiento. "Lo que pretendía era que estas niñas nacieran inmunes al sida, porque sus padres habían sido infectados por el virus. Pero a estas alturas la enfermedad ya tiene tratamiento y se ha cronificado, no sería necesario investigar genéticamente sobre ello", indica Alcalde.

Lo peor del caso seguramente sea que "él sabía a ciencia cierta que estos embriones que había manipulado tenían mutaciones genéticas que podían generar enfermedades en un futuro. Y aún así, los implantó", admite el divulgador en 'La Tarde'. "Esto en cualquier área de investigación en la que se permitiera el uso de embriones, como por ejemplo la fecundación in vitro, estaría absolutamente no recomendado". Por eso precisamente el gobierno chino no quiere dar a conocer los posibles efectos que haya podido tener esta investigación sobre las niñas y mantiene su paradero en secreto.

Solo queda esperar que, aunque He Jiankui esté ejerciendo otra vez la ciencia, esta vez sea con mayor vigilancia que la primera vez.

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