¿Cuántas toallitas húmedas hay contaminando el fondo de los ríos?: "Se ven a tres o cuatro metros de altura"
Alberto Remacha es coordinador del proyecto 'Limpia Ríos, Salva Océanos' y ha hablado con 'La Tarde' sobre el impacto de las toallitas húmedas en los ríos de España
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La cuestión de hoy tiene relación con las toallitas húmedas del baño. Con ellas se gana en comodidad, pero se debe ser especialmente cívicos. Alberto Remacha es coordinador del proyecto Limpia Ríos, Salva Océanos y miembro del área social de SEO Birdlife y ha hablado con 'La Tarde', con Pilar Cisneros y Fernando de Haro. Explica que en los ríos hay zonas embarradas que parecen ropa enmarañada, pero realmente son “toallitas húmedas enganchadas unas con otras que forman montículos”.
Las toallitas pueden verse incluso “a tres o cuatro metros de altura” del caudal que muestra ahora mismo el agua. En algunos puntos del transcurso del río se colocan redes que retienen los materiales sólidos que discurren por ellos. Estas redes permiten que los investigadores descubran qué tipo de elementos lo contaminan.
“El 90%” de lo que puede recoger una red de este tipo, señala Remacha, pueden ser toallitas. “Queremos saber qué porcentaje” de esos materiales son toallitas, se cuestiona Remacha. Porque más allá de estos complementos de higiene, hay “preservativos, tampones, compresas, bastoncillos de los oídos”, detalla el ambientólogo. “Incluso animales vivos”, añade.
“No se ve la red porque están llenas”, describe. Dentro de ellas “están creciendo incluso las plantas”, pero su masa fundamental son las toallitas. Pero más allá de lo que se deposita y se elimina a través del retrete, la basura de la calle acaba siendo arrastrada hasta los ríos.
“El agua sale e impacta en los árboles” y cuenta que pueden llegar hasta a los tres metros de altura. El conjunto de toallitas que hay en la ribera del río a veces pueden asemejarse a la tierra mojada, pero se convierten en una masa mullida.
La idea de la asociación Limpia Ríos, Salva Océanos es “coger una muestra y analizar lo que tiene”, una especie de análisis forense de la naturaleza. “A lo mejor tenemos que sensibilizar a un colectivo que desconocíamos”, cuenta Remacha, porque una de los objetivos es “sensibilizar a la gente”. Para conseguir lo primordial: “que la gente no lo tire por el váter”. Las consecuencias podrían ser catastróficas para el entorno.
Como conclusión, el ambientólogo sentencia con el eslogan con el que pretenden concienciar del impacto de estas prácticas: “Por el váter, las tres ‘P’, pipí, popó y papel”. “Y nada más”, apostilla Remacha.