Fernando de Haro, desde uno de los restaurantes más frecuentados por Benedicto XVI: "Era muy cercano"

El copresentador de 'La Tarde' se ha acercado a uno de los lugares más visitados por Ratzinger para comer

Redacción La Tarde

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Cerca de 40.000 personas han entrado en la Basílica de San Pedro para rendir homenaje a Benedicto XVI, cuyos restos mortales están situados justo delante del monumental baldaquino, obra del italiano Gian Lorenzo Bernini, en la basílica de San Pedro.

Con motivo de ello, los copresentadores de 'La Tarde', Pilar Cisneros y Fernando de Haro, se han trasladado hasta Roma para contar todo lo relacionado con la capilla ardiente y el funeral de Benedicto XVI. De hecho, Fernando de Haro ha sido de los primeros en entrar esta mañana a la basílica de San Pedro.

Fernando de Haro ha caminado por Roma recorriendo calles habituales en la vida del cardenal Ratzinger. Así hasta llegar a la calle del Borgo Pío. Una calle a la que Benedicto XVI iba a comer. Se trata de una calle repleta de restaurantes y negocios dedicados al material litúrgico.

Ha caminado hasta llegar al restaurante 'Il Pasetto di Borgo', donde Razinger solía ir a comer porque se encontraba cerca de donde vivía. Allí ha hablado con su dueño, Antonello, que ha contado que comía de todo, en función de cómo estuviese: "Nunca estaba solo. Venía con otros sacerdotes, o su hermano, con su hermana. Venía una vez a la semana. A veces tenía invitados en casa y cuando tenía amigos los traía aquí".

Fernando de Haro visita en Roma uno de los restaurantes que más frecuentaba Benedicto XVI

Asimismo, el dueño de este restaurante le ha contado a Fernando de Haro que Benedicto XVI era una persona muy cercana: "Aunque no viniese a comer, si paseaba pasaba a saludar y preguntaba por mi perro, con el que a veces jugaba". También se ha mostrado triste por su fallecimiento: "Era un buen hombre, amable. No comprendido por la gente, no fue visto con buen ojo su nombramiento".

Un restaurante popular que, a pesar de ser céntrico, cuenta con unos precios medios.

Un restaurante al que Ratzinger solía ir una vez a la semana. Y nunca solo.

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