En 'La Tarde'

Las familias que no pueden visitar a sus fallecidos en el Cementerio de Montjuic

140 nichos se vinieron abajo en el Cementerio de Montjuic y los restos de los fallecidos se han mezclado entre sí.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Desde hace un tiempo, Cristina no puede visitar los restos de sus familiares fallecidos. No puede sentir ese momento de conexión, de recuerdo, de calma, que le hace sentir por un instante que está allí. Junto a su padre de nuevo. Junto a sus abuelos. No solo eso. Ni siquiera sabe dónde están los restos de las personas que quiere.

A la tristeza por perder esa parte de sus recuerdos se une la impotencia de sentir que las personas que deberían ayudarla, las encargadas de cuidar y custodiar a esos familiares, no le dan ninguna solución.

El cementerio de Montjuic es el más grande de Barcelona. Situado en la ladera de la montaña, hay un gran desnivel y los nichos se sitúan a ambos lados del camino. Por eso, recorrer sus curvas es bonito y a la vez escalofriante. En uno de esos lados del camino, en las vías de Sant Joaquim y Sant Antoni, había 140 nichos. Entre ellos, el del padre de Cristina.

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Un día, los familiares de las personas enterradas en esos nichos recibieron una llamada. Algo grave había ocurrido. Acudieron al cementerio alarmados, en un lugar que ya de por sí despierta emociones negativas. Y lo que encontraron terminó de hundirlos. 

El bloque en el que reposaban los 140 fallecidos se había venido abajo. Y no solo eso, tras el derrumbe, los huesos de los muertos se habían mezclado entre sí.

“Pensé en el Yak-42. Aquí nos van a dar bolsitas y dirán: 'Esto es tuyo, esto es tuyo y esto es tuyo'.”

Los familiares habían avisado hace tiempo de la situación, pero los responsables de este cementerio municipal hicieron oídos sordos. Tres meses después del derrumbe, el Ayuntamiento de Barcelona sigue sin darles una solución. Desde el consistorio aseguran que ya han localizado a la mitad de los fallecidos. Algo que no convence a Cristina. Necesita una prueba de ADN que demuestre que la persona a la que tienen que volver a enterrar es de verdad su padre. 

Hace un par de semanas, Cristina intentó que su abogado y su arquitecto visitaran el cementerio para observar la situación. No les dejaron pasar. Un secretismo que preocupa a una mujer que solo quiere que sus muertos puedan volver a descansar en paz. Y volver a visitarlos para poder recordar.

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