El padre Alejandro Moral destaca la humildad de Benedicto XVI: "Un hombre realmente santo, humilde y sencillo"

El prior general de los Agustinos en Roma ha recordado con Pilar Cisneros la figura del papa emérito, y su trato y anécdotas con la orden de San Agustín, a la que tenía gran apego

Redacción La Tarde

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Mientras la plaza de San Pedro empieza a llenarse de fieles y peregrinos procedentes de todos los puntos del mundo para decir su último adiós al papa Benedicto XVI, Pilar Cisneros se encuentra a pocos metros del Palacio Apostólico, el lugar donde residió Joseph Ratzinger durante sus años de papado. En concreto, está en la terraza de la casa de la Orden de los Agustinos en Roma, desde donde pueden disfrutarse unas vistas privilegiadas del que es ahora mismo el epicentro del Vaticano.

Benedicto tenía un especial apego por San Agustín y, por tanto, con esta orden. Dedicó gran parte de su vida a explicar y estudiar la vida del santo. "Él siempre dijo que su guía como teólogo y como pastor había sido San Agustín, y siempre le tuvo como maestro en su vida por el gran humanismo del santo", indica Alejandro Moral Antón, prior general de los Agustinos en Roma, con el que Pilar Cisneros ha podido compartir unos instantes en la azotea de la casa de la orden.

El padre quiere recordar a Benedicto XVI "como un hombre realmente santo, humilde, sencillo y de gran produndidad teológica". Precisamente, muchos de los que tuvieron la oportunidad de conocer a Ratzinger, incluso durante sus años antes de ser Papa, destacan su humildad. "Siempre nos preguntaba qué hacíamos, si éramos estudiantes o dónde trabajábamos, con una sencillez, una humildad y una delicadeza enormes", recuerda el prior. "Cuando he tenido la ocasión de estar con él siempre he visto esa humildad, que ha demostrado hasta el final de su vida."

Moral Antón destaca, además, su renuncia al papado como su mayor gesto de humildad. "Anteriormente habíamos vivido una Iglesia triunfalista, con aplausos y plazas llenas, y el Papa no quería eso, quería sencillez y humildad”.

El padre Alejandro ha enseñado a Pilar una foto de él junto al Papa, durante la celebración de una misa todos los hermanos de la curia general con el Santo Padre. Le llevaron como regalo un libro que narra la historia del mundo desde la fundación de las primeras ciudades hasta el año 1497. Se trata de un fácsimil del original que se encuentra en un monasterio agustino, pesa unos 11,5 kilos, y una gran envergadura que puede verse en la foto. Lo curioso es que el Papa dijo “yo no soy digno de este libro”, que finalmente lo aceptó y agradeció mucho el regalo.

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