Un montañero experto explica la verdadera “estafa” detrás de las rutas al Everest por 150.000 euros: más allá del dinero

Al escuchar el nombre de el monte Everest puede que vengan a tu cabeza imágenes de montañistas intrépidos, luchando por sobrevivir en el frio de Nepal. O a lo mejor te recuerda a alguna de las miles de historias de personas que emprendieron su travesía a la cima para nunca volver. 

La primera persona en escalarlo por primera vez fue Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, el 29 de mayo de 1953. El montañero, escritor y director durante 27 años de la serie 'Al filo de lo imposible', Sebastián Álvaro, ha aclarado en 'La Tarde' que Hillary "no se sabe si fueron los primeros en subir. Fueron los primeros en subir y bajar".

"EL CEMENTERIO MÁS ALTO DEL MUNDO"

Hay que tener en cuenta que hablamos de una de las montañas más complicadas y más peligrosas del mundo, incluso para alpinistas expertos. Tal y como explica el montañista "es el cementerio más alto del mundo" ya que hay más de 300 cadáveres en la parte superior de este pico. De hecho, al año entre 12 y 13 personas pierden la vida tratando de llegar a la cima.

A pesar de estos datos, Sebastián Álvaro explica que el Everest ahora mismo "es una parque de atracciones de la soberbia y la estupidez humana". Muchos turistas contratan viajes programados por las agencias para aventurarse a "tener un Everest", sin entender realmente la compleja preparación que se exige para sobrevivir a esta travesía.

EL CAMINO HASTA LA CIMA

Para subir el Everest se necesita un proceso de aclimatación que "debería de llevar, para alpinistas con mucha experiencia, entre 10 y 15 días, aunque lo normal es que tardes entre 15 y 20 días". Esto se hace en el Campo Base, el primero de los 5 que hay hasta la cima.

En este punto estás a 5.400 metros. Aun así, " hay mucha gente que muere intentando llegar al Campo Base del Everest", matiza el alpinista. Aproximadamente unos 600 metros de altura separan esta parada de el Campo 1. El escritor explica que "pasas de estar de 5.400 a 6.000 metros de altura, está la peligrosa y famosa cascada de hielo del Everest".

Se trata de una cascada que se mueve y está llena de torreones de hielo que pueden desprenderse en cualquier momento. Al no poder predecirse el momento en el que esto pueda suceder es, en términos técnicos, "el pasaje más peligroso".

LA VÍA RÁPIDA

La solución de las agencias son "deshacerse de la cascada de hielo". El montañista explica que para hacer eso las opciones son dos. La primera es usar más oxígeno y, por lo tanto, más botellas que el experto asegura que "nadie baja", lo que significa que terminan acumulándose residuos en la zona.

La segunda alternativa es alquilar un helicóptero. A pesar de que sobrevolar de esta forma parte del Everest está prohibido, según Sebastián Álvaro si pagas el paquete VIP de 200 mil euros o tienes mucho dinero puedes "alquilar un helicóptero que te coloca directamente en el Campo 2, dónde te esperan sherpas con botellas de oxígeno o gas xenón".

El gas xenón hace que nuestro organismo produzca más glóbulos rojos, que son las células encargadas de transportar por nuestra sangre el oxígeno. En las altitudes en las que hay menos oxígeno cuando respiramos esto ayudará a que el oxígeno se reparta de forma más rápida.

¿Cuál es el problema entonces con este gas? Pues que, como explica el montañista, si pasas de un 51% cuando miden tus glóbulos rojos en sangre esta se vuelve más espesa y "te provoca una edema cerebral, una edema de pulmón, una embolia pulmonar, un trombo que se te va de una pierna al pulmón, al corazón, al cerebro y...estás muerto".

"A ESTOS LES IMPORTA EL DINERO, NADA MÁS"

Sebastián Álvaro estuvo subiendo este pico durante el año 1987. Como ha contado en 'La Tarde' él y el grupo con el que emprendió la expedición estuvieron 3 meses subiendo el Everest y, aun así, no consiguieron llegar a la cima.

Ahora una agencia austriaca promete ser capaces de hacer un viaje a la cima del Everest en tan solo siete días. El montañista señala la peligrosidad que hay detrás de esto y que la principal diferencia es que "a mi me importaban mis compañeros y el alpinismo, y a estos les importa el dinero, nada más".

Esta ruta exprés de la que estamos hablando empezaría con el cliente llegando desde el aeropuerto de Kathmandu a un hospital. Allí le suministrarían el gas xenón y después un helicóptero le llevaría directamente hasta el Campamento Base. Allí empezaría una ascensión con oxígeno y sherpas, es decir, sin necesidad de aclimatarse a la altura.

A las complicaciones técnicas que tiene subir el pico más alto del mundo se le suma las consecuencias de consumir el gas xenón. Según el neumólogo Javier de Miguel, se trata de "un gas anestésico y, por lo tanto de un medicamento con potenciales efectos adversos. En un entorno que no esté adecuadamente monitorizado, podría ser peligroso, pudiendo provocar alteraciones en las funciones cerebrales, dificultad respiratoria e incluso la muerte".