Una topógrafa revela por qué es casi imposible cambiar un nombre en el mapa de España como pretende Trump con el Golfo de México

Hace años cada vez que habrías la guantera de cualquier coche te encontrabas con cientos de mapas acinados en ese pequeños cajón. Todavía queda alguno que sigue llevando una guía inmensa en la que venían, repartidas entre sus páginas, todas las carreteras de España. 

Ya hace más 20 años que este tipo de mapas dejaron de acompañarnos en nuestros viajes por carretera. Fue en los años 90 cuando apareció el primer 'Tomtom'. Este navegador digital comenzó a comercializarse en el 2004, marcando un antes y un después en los trayectos en coche.

A día de hoy, al que recurre la mayoría de la gente es a 'Google Maps', una aplicación de navegación con la que ahora todos tenemos acceso a mapas digitales.

Está claro que esta herramienta ofrece posibilidades más ágiles que los mapas físicos. Además de una voz que sustituye las torpes indicaciones que tenía que darte tu copiloto sobre qué salida de la rotonda coger o en qué desviación abandonar la autovía, 'Google Maps' ofrece la posibilidad de calcular la ruta más rápida, elegir evitar peajes o dónde está el próximo radar de velocidad.

"LOS MAPAS SON CULTURA"

Los viajes hace unos años se vivían de una manera completamente distinta. Mientras el copiloto se concentraba para encontrarse en un mapa inmenso, intentando adivinar en qué punto de la carretera nacional estabais, atrás viaja acinada toda la familia.

Y así, con el coche oliendo a filete empanado y las maletas apiladas sobre la vaca porque no cabía en el maletero, comenzaba el viaje interminable hacia el pueblo, con la única herramienta de un mapa en papel y cualquier detalle que recordases de cómo era el trayecto.

Porque existió una época en la que internet no podría salvarnos de perdernos por las carreteras o en mitad de la ciudad. Y esto es lo que hace que aún existas personas dispuestas a conservar y apreciar los mapas, como Quico Arribas, profesor universitario, montañero y coleccionista de mapas.

El coleccionista ha explicado en 'La Tarde' que "los mapas en papel son cultura". Otra de las virtudes que ha destacado de ellos, frente a los digitales, es que "no dependen de la cobertura ni se les acaba la batería", lo cual puede salvar a más de uno de no encontrar el camino de vuelta cuando se desorienta en la montaña.

DONALD TRUMP Y EL "GOLFO DE AMÉRICA"

La realidad es que los mapas físicos tienen un valor añadido que jamás podrán sustituir las nuevas tecnologías. Por eso en el Instituto Geográfico Nacional conservan "más de 100.000 mapas", como ha explicado en 'La Tarde' Marta Montilla, jefa del área de Documentación Geográfica y Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional

Además de poder usarlos sin cobertura o la experiencia de valorarlos más al tenerlos en físico, la ingeniera técnica en topografía explica que muchos de ellos hablan sobre la historia de la civilizaciones. De hecho en su biblioteca tienen un mapa de 1478 que "es el mapa impreso de España más antiguo que existe y representa la Hispania romana de la época de Claudio Tolomeo del siglo II".

También es interesante saber cómo se toma la decisión, o que tipo de procesos son necesarios para "cambiar" los nombres en los mapas. Un ejemplo reciente de ello es la noticia de que Donald Trump ha conseguido en las últimas horas que la compañía cambia el nombre del Golfo de México por Golfo de América.

La topógrafa explica que para llevar a cabo estos cambios de topónimos "se solicita la comisión especializada de nombres geográficos, que están representadas todas las comunidades autónomas y Academia de las Lenguas, un informe perceptivo antes de tomar una decisión en cuanto a un cambio de nombre".