Fernando de Haro: "Cádiz ha sido el típico caso de un buen fin defendido con medios inadecuados"

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Se llama Kevin Strickland, es negro, fue detenido a los 18 años y acusado de un triple homicidio. Ha pasado en la cárcel 43 años. Y ahora se ha descubierto que los delitos que le imputaron no los cometió. Es una historia escalofriante. Podemos y debemos hacer consideraciones sobre la discriminación que sufren los negros, sobre los errores policiales y sobre los errores judiciales. Pero todas esas denuncias y críticas no estarían a la altura de la tragedia que ha vivido Kevin, no serían suficientes para hacernos cargo de la historia de Kevin. ¿Qué justicia hay para un hombre que ha estado en la cárcel durante 43 años siendo inocente? ¿Tenemos que concluir que ninguna? ¿Los muchos Kevin que hay en el mundo están condenados para siempre a que no se repare la injusticia que han sufrido?

La paz ha vuelto a Cádiz después de nueve días de protestas. Los trabajadores del metal han conseguido su principal reivindicación: una subida salarial este año, el que viene, en 2023 del dos por ciento y una actualización en función del IPC. Los sindicatos han sacado pecho por la victoria.

Hemos visto en los últimos nueve días violencia protagonizada por los trabajadores del metal, graves enfrentamientos, lanzamientos de piedras contra la policía, cortes de carreteras. Seguramente lo de Cádiz ha sido el típico caso de un buen fin defendido con medios inadecuados. Cádiz es una de las provincias malditas de España. En el Ministerio de Hacienda aseguran que Cádiz es la sexta provincia española que va a recibir más inversión el año que viene. Pero en Cádiz la tasa de paro está en el 24 por ciento. El Plan de Reindustrialización de la Bahía de Cádiz que se puso en marcha 2015 ha amontonado anuncios muy rimbombantes que han terminado en poco. El plan para rescatar a los trabajadores de Delphi, que acabaron en la calle en 2007, tras la marcha de la empresa de automoción, acabó convertido en el ejemplo perfecto del fraude de los cursos de formación en Andalucía y del caso de los ERE. Cádiz es una provincia maldita y las protestas de los últimos días se han equivocado en los medios seguramente no en los fines.

Hay otras violencias equivocadas en los fines, en los medios, y que además gozan del apoyo del poder.

Esta mañana ha vuelto la violencia a la universidad autónoma de Barcelona. La asociación de jóvenes constitucionalistas se S'ha Acabat se habían congregado para defender que haya pluralidad lingüística en Cataluña después de que el Supremo haya confirmado que el 25 por ciento de las clases hay que darlas en Castellano y que la Generalitat haya manifestado su voluntad de no cumplir las resolución de los tribunales. Se han encontardo con la violencia de un grupo de radicales independentistas que reaparecen siempre en los momentos más oportunos. Una violencia que tiene como fin cercenar libertades y que, de un modo u otro, goza de impunidad cuando no de amparo.