Fernando de Haro: "El debate no va a resolver el enfado que tenemos los españoles con los políticos"
El presentador de 'La Tarde de COPE' analiza la actualidad política
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Solo quedan seis horas para que arranque el debate que puede decidir una campaña y una precampaña electoral, que de momento tiene técnicamente empatados a los bloques de la derecha y de la izquierda. El debate de esta madrugada, que acaba cerca de la una de la madugrada, puede decidir parte del voto de los indecisos, que son un 30 por ciento. De hecho, los debates de la pasada campaña decidieron el 7 por ciento de los votos, que como están las cosas es mucho.
El debate de esta noche no va resolver el enfado que tenemos los españoles con los políticos. Esta noche no vamos a ver una discusión centrada en las políticas que necesita España ni en propuestas en materia fiscal, territorial, laboral o de inmigración. Todos salen a no perder, quizás la única excepción es Rivera. Rivera es el que más se juega esta noche, la mitad de sus antiguos votantes están dispuestos a cambiar de partido. De hecho las encuestas que se han publicado hoy pronostican un batacazo morrocotudo. Rivera es buen contendiente dialéctico pero a menudo se pasa de frenada, como sucedió en los debates de abril. Sus idas y venidas con los pactos, la veletita naranja, le hacen vulnerable. Para dar una imagen relajada ha difundido una imagen en redes sociales en la que se le va dando un beso a un cahorro de perro. Una imagen muy doméstica.
El futuro de Rivera puede ser muy doméstico si no remonta en el debate las encuestas. La izquierda se juega más que la derecha en el debate porque sus electores son menos fieles. Uno de cada tres votantes de Iglesias están dispuestos a cambiar de partido. Pero Iglesias ha ha mostrado capacidad de sacar partido a los debates, con lo que estará cómodo. uriosamente Iglesias, desde el pasado mes de julio, ha superado las acusaciones que le hacían a él responsable de la falta de pacto. Y luego está Sánchez, Sánchez puede perder hasta un 28 por ciento de sus electores. Sánchez no es bueno en los debates, encaja mal, se crispa, no tiene un tono tolerante. Y lo sabe. Lo sabe también que en la campaña de abril intento por todos los medios que hubiera un solo debate. Sánchez va a tener enfrente a todos los candidatos que le van a reprochar su gestión de la crisis catalana y su responsabilidad en la repetición de elecciones. Para animar el cotarro, Junqueras le ha escrito una carta en la que le recuerda que está en Moncloa por su apoyo. Pero la debilidad de Sánchez puede ser su fortaleza, es fácil presentarse como víctima. Su gran recurso será intentar movilizar a los abstencionistas de la izquierda subrayando el ascenso de VOX, es lo que ha hecho este fin de semana.
Abascal se estrena en los debates con un público fiel, con una subida en las encuestas hasta os 50 diputados y con un discurso que le puede venir muy bien a Sánchez.
Casado también se juega poco. Las encuestas le acercan a los 100 diputados y ha conseguido recuperar, con el discurso moderado, a una parte de los votantes de centro.