A estas horas probablemente ya lo sabes: esta mañana se ha encontrado en su casa el cuerpo de la actriz Verónica Forqué. Verónica tenía 66 años. Su última aparición en la pantalla fue el concurso de MasterChef, concurso que tuvo que abandonar por no sentirse con fuerzas.
Verónica Forqué había hablado en algunas ocasiones de las depresiones que había sufrido. En teoría, no sería necesario recordarlo, pero como el estigma social sobre las personas que sufren enfermedades de la psique sigue existiendo, no está de más volver a repetirlo: estas personas no son enfermas sufren, tienen una enfermedad de la que no son responsables.
Las enfermedades que estas personas sufren son muy dolorosas, a veces son las enfermedades más dolorosas y a veces les llevan a estas personas a comportarse de un modo que no comprendemos, eso no significa que sean responsables. Estas personas, que podemos ser cualquiera de nosotros en cualquier momento de nuestra vida, necesitan comprensión, acompañamiento, como todos, ternura, y un buen tratamiento. Descanse en paz, Verónica.
No es un delito tener prejuicios, todos los tenemos. Nadie tiene el alma ni el corazón como una hoja en blanco. Lo malo es cuando nos empeñamos en mantener esos prejuicios en contra de la realidad que suele ser testaruda.
Hoy que la Fiscalía suiza ha archivado la investigación que tenía abierta por una presunta comisión del rey Emérito, pagada por Arabia Saudí por falta de pruebas, Podemos, su portavoz, ha comparecido para decirnos que hay indicios suficientes de que Juan Carlos I es un corrupto y la monarquía una fábrica de corrupción.
Esta investigación se abrió porque Corinna, la amiga del Rey Emérito, le dijo a Villarejo que se había cobrado esa comisión. Hace unos días la Fiscalía española prorrogó su investigación a la espera de que lo dijera la Fiscalía suiza. El fiscal suizo Yves Bertossa, con todo un historial de detenciones y condenas de personajes poderosos, ahora archiva. Ahora lo lógico es que cierre una investigación que empezó hace tres años y que incluía esta posible comisión en el Ave, los pagos de un millonario mexicano y un dinero en Jersey.
Y cerrada la investigación no parece que haya motivo alguno para que el Rey Juan Carlos no vuelva a España. El cierre de esta investigación y de otros procesos no significa que el Rey Emérito no haya cometido actos reprobables. El fiscal suizo no encuentra pruebas de la comisión pero da por acreditado el cobro de 100 millones de dólares y el deseo de ocultación. El Rey Emérito se ha beneficiado de su condición de inviolable, no responsable ante los tribunales, que tenía hasta 2014 cuando abdicó.
Esa condición de inviolable ha impedido que se le hayan podido exigir responsabilidades penales sobre el origen de sus bienes. Tampoco se le han podido exigir responsabilidades fiscales por no haber pagado debidamente impuestos porque esas responsabilidades habían prescrito, había pasado ya demasiado tiempo. El Rey emérito en este momento no ha sido condenado y dentro de poco seguramente deje de ser investigado en España. Eso no significa que todo lo que ha hecho sea lícito. Pero tampoco significa, ni mucho menos, que la monarquía sea necesariamente una fábrica de corrupción como dice Podemos.