Fernando De Haro: "En EEUU, Google y Facebook, ya facilitan datos de localización al Gobierno"
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Por estos días hace dos años estaba saliendo de China después de haber grabado uno de mis documentales. Fue un viaje accidentando en el que la policía me confinó unas horas en un hotel, en el que fui detenido varias veces por estar buscanco información sobre la libertad religiosa en ese país .
Ya hace dos años ví la utilidad que tiene para un régimen autoritario, totalitario, como el chino que te controlen por aplicaciones que necesariamente tienes que usar, que sepan siempre donde estás, que sepan con quien hablas, que haya cámaras de reconocimiento facial en todas las esquinas. Por eso quizás soy muy suspicaz sobre el debate que en este momento se plantea entre la seguridad para luchar contra el COVID-19 y la libertad.
Ya sabemos que en la siguiente fase de lucha contra el virus, lo esencial, además de los test, son los rastreadores, las personas o las herramientas tecnológicas que detectan donde hay una persona infectada y la aíslan. El Gobernador del Estado de Nueva York ha anunciado la creación de un ejército de raestreadores. En Corea del Sur se ha combinado la localización a través de los móviles con los datos proporciandos por las operaciones de tarjetas de crédit. En Israel se ha utilizado una legislación contraterrorista para identidicar también con el móvil donde están sus ciudadanos.
Fernando de Haro sobre el uso de 'apps' y el análisis de la privacidad de sus usuarios
Hay quien ha propuesto seguir el modelo de Singapur que ha pedido a sus ciudadanos que se bajen una aplicación que analiza las señales de blootuz y así identifica el posible contacto con un infectado. ¿Se nos puede obligar a tener una aplicación de esas características activa? En teoría los gobernadores de los estados de Estados Unidos pueden obligar a Google o Apple a que todos sus clientes tengan que usar una aplicación de localización. Esto claro supone que hay que renunciar a la privacidad. Los partidarios de este tipo de fórmulas argumentan que en realidad Google ya sabe dónde estamos, con quién estamos, por eso nos manda anuncios a la carta. De hecho en Estados Unidos, Google y Facebook ya está en contacto con el Gobierno para facilitar datos de localización.
Los contrarios a esta fórmula avisan de que no es lo mismo que una empresa comercial sepa dónde estás y que te mande publicidad a que un Gobierno cuente con todos tus datos. Y recuerdan, por ejemplo, que las medidas extraordinarias que se tomaran en Estados Unidos para luchar contra el terrorismo ha provocado una restricción de libertades que cuando esa amenaza terrorista disminuyó nunca volvieron a ser lo que fueron. Ya hay compañías tecnológicas trabajando para conseguir más capacidad de generar datos.
¿Dónde está el equilibrio entre libertades y seguridad? No es fácil responder. Hay algunas respuestas claras: hay que establecer mecanismos de control para que los datos utilizados por los Gobiernos no vayan contra las libertades, hay que confiar en la responsabilidad de las personas y no establecer necesariamente estados policiales y hay que pedirle a la tecnología que en la medida de lo posible preserve el anonimato.