Fernando de Haro: "Está visto que los andaluces o somos jornaleros explotados, o somos señoritos explotadores"
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En 2009 Manti Te’o era un adolescente. Uno de los jugadores más prometedores de futbol americano en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Te’o conoció en Internet a una mujer llamada Lennay que se convirtió en su novia. Se escribían todos los días, se contaban su vida, pero nunca se veían, ni en persona ni por videollamada. En realidad, Lennay no existía, era otra persona. Su historia se ha contado en un reciente documental de Netflix.
La historia de Manti seguramente te parece un disparate. Pero uno de cada tres españoles estamos convencidos de que puedes estar enamorado de alguien que solo conoces por Internet. Uno de cada tres. A pesar de que en una relación por Internet la mente inventa al otro, a pesar de que el riesgo de ser engañado es alto, a pesar de todo eso, ya digo, uno de cada tres españoles aceptamos esta fórmula. Habrá quien se rasgue las vestiduras y diga que vivimos en un mundo de locos. Es un modo de ver las cosas. Y algo locos estamos. Pero el hecho de que estemos dispuestos a enamorarnos virtualmente quizás sea la prueba más definitiva de que tenemos mucha necesidad, queremos querer y ser queridos, no queremos estar solos.
Begoña y Juanma son personas muy diferentes. Begoña se gana la vida como enfermera en el hospital de Vall d'Hebron, en Barcelona, y Juanma se la gana como presidente de la Junta de Andalucía.
Pero tienen algo en común: a Begoña le han montado un lío de cuidado, como sabes, por no querer examinarse del C1 de catalán para hacer las oposiciones en Cataluña y por hacer un comentario jocoso en redes sociales sobre esta cuestión.
Con la Virgen del Rocío se pueden hacer bromas, con el catalán, no. Así que a Begoña, como sabes, la interrogaron 50 minutos en catalán por este vídeo y ha sido repudiada por la UGT. Juanma Moreno no está ni mucho menos en la misma posición de debilidad que Begoña, pero también le han dado cera con uno de esos tópicos esterotipos que se usan para descalificar a los andaluces.
Está visto que los andaluces o somos jornaleros explotados, o somos señoritos explotadores, o bandoleros de Sierra Morena, o gitanillas de Cádiz, o cantaores del Sacromonte.
Vamos a las cosas que siempre son más complejas que una estampa de viajero romántico. Como sabes, el parlamento andaluz ha aprobado, con los votos del PP y de Vox, un proyecto de ley para regularizar los regadíos irregulares que hay cerca de Doñana. En Almonte, Bonares, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado se riega con agua que puede estar haciendo daño, porque se saca de los pozos de Doñana. La Junta de Andalucía dice que su iniciativa no va contra Doñana porque se refiere y regulariza el riego de agua de superficie.
El año pasado se presentó esta misma norma en el Parlamento, y entonces el PSOE se abstuvo. Se abstuvo porque los socialistas saben que en esos pueblos los votantes socialistas no quieren que se les impida regar.
El problema es complejo. No es una guerra tanto entre PP y PSOE, sino una de las guerras del agua que hay en España, entre los que quieren cultivar la tierra y los que quieren defender los acuíferos de Doñana. Los defensores de Doñana tienen de su lado a la Unión Europea, los agricultores a la gente que vive del campo. No hay problemas sencillos.