Fernando de Haro recoge las imágenes y los testimonios que deja la guerra: "Quiero ayudar a mi gente"
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Aquí se comprende que detrás de los disparos que oímos en la televisión y la radio, detrás del fulgor rojo de las bombas que han caído sobre las ciudades y los pueblos de Ucrania siempre personas que disparan y personas que mueren. Uno que dispara y otro que muere. Uno que apunta y otro que cae herido, que tiembla de miedo, que huye. Sin mirar a los ojos, sin ver las lágrimas en los ojos de esas personas no se comprende la guerra. Personas que huyen de sus casas y de su país.
He contado las historias de refugiados en Siria, Iraq, Nigeria. Hemos vuelto al pasado. Más arriba de este punto hay otro punto donde se está utilizando un palacio donde se acogieron los refugiados de la II Guerra Mundial. Y lo que estoy viendo son rostros agotados, mujeres, niños, personas mayores que muchas de ellas están en shock, que huyeron con lo puesto y con el sonido de las bombas todavía en los oídos. Han pasado varias noches al raso.
Una multirtud agotada se congrega en la estación de Przemysl. Reciben algo de comida caliente. A algunos le espera un familiar, otros no conocen a nadie. Aquí se les busca alojamiento. He hablado con Pulina, una chica de 20 años, que ha hecho los últimos 15 kilómetros andando. Lloran...
Pulina podría ser una de nuestras hijas. Como Ulian, que quiere llegar a Italia. No sabe cómo llegar. Hablamos también con Mariana que es una joven madre que está aquí con dos hijos. Quiere llegar a Alemania. En poco más de tres días casi 400.000 ucranianos han huido de la guerra a través de los pasos fronterizos de Polonia, Moldavia, Rumanía, Hungría y Eslovaquia. Solo a Polonia han llegado 160.000 personas. Hay que recordar que en la conocida como gran crisis de refugiados provocada por la guerra de Siria a lo largo de muchos meses llegaron un millón de refugiados.
El reto de acoger a los que huyen de las bombas es inmenso. De momento la acogida está siendo ejemplar. Polonia, que hace unas semanas se mostraba tan reticente a acoger a los refugiados de Oriente Próximo que llegaban a través de Bielorrusia, ahora se está volcando.
"LA MAYORÍA DE LOS QUE LLEGAN ESTÁN EXHAUSTOS"
Estoy en uno de los ocho puntos de frontera entre Polonia y Ucrania por donde están entrando refugiados. A mis espaldas, hay una madre que está entrando con su hijo, envuelto en una manta. La mayoría de los que llegan están exhaustos, han hecho un larguísimo camino. Hay quien ha andado durante días para llegar hasta aquí.
El goteo es constante. En esta zona de la frontera hay muchos voluntarios que vienen a recoger a los que están entrando. Hay coches de Polonia, Alemania, Croacia... hay personas que vienen a echar una mano, a buscar un sitio donde puedan refugiarse estas personas, pasar una noche no al raso, sino ya a cubierto donde puedan comer, tomar algo caliente. La frontera es el rostro de la guerra. Una madre con su hijo.