Fernando de Haro: "A ti y a mí lo que nos importa es llegar a final de mes y que no haya pobreza energética"

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Vladímir decidió que la invasión era necesaria porque su país estaba amenazado y porque el presente no puede destruir lo que construyó el pasado. Los generales decidieron que Vladímir tenía razón, o decidieron que era demasiado peligroso oponerse a Vladímir. Los oficiales decidieron lo mismo que había decidido los generales.

Y los soldados decidieron que tenían la obligación de obedecer a pesar de que la orden era inhumana, decidieron no sublevarse ante la orden, decidieron que toda la rabia, todo el enfado, todo el dolor por los amigos muertos justificaban apretar el gatillo. ¡Que se jodan los ucranianos! Y ahora en una ciudad del este de Ucrania, junto al río Donets, en Izium, los cuerpos de más de 400 personas, las espaldas que trabajaron, las manos que amaron, los labios que besaron, los cuerpos de más de 400 personas yacen bajo la tierra sin que nadie haya tenido la última piedad de darles una sepultura digna.

Son las víctimas de una cadena de decisiones, de muchas libertades que decidieron hacer el mal y no hacer el bien. Estos tiempos son tan serios y ásperos como los que vivieron nuestros padres y nuestros abuelos. La guerra, siempre la guerra. Decidieron hacer el mal, no hacer el bien. Y esto es también libertad. Una misteriosa libertad. Es también libertad pero es mucho menos libertad que si Vladímir hubiera decidido no invadir, que si los generales hubieran decidido no obedecer, que si los soldados se hubiesen revelado.

¿Qué nos importa a ti y a mí? Que baje el precio de la electricidad o que haya ayudas para los que más sufren el precio disparado del precio de la luz. Y nos interesa muy poco el gallinero político, sobre todo cuando ha quedado claro que el Gobierno y el PP están de acuerdo.

El Gobierno sabía que tenía que modificar su nuevo impuesto a las eléctricas antes de que Bruselas propusiera el miércoles un impuesto parecido. Pero aún así quiso que se votara el martes en el Congreso la vieja fórmula para que el PP cayera en la trampa de votar no y confirmara que Feijóo es una especie de mafioso que quiere favorecer a los de siempre, a los ricos.

Feijóo sabía que oponerse a la fórmula del Gobierno y apoyar la de Bruselas era y es incomprensible porque son parecidas. De hecho ahora dice que votará a favor.

Pero Feijóo quería que Sánchez apareciese como un malvado estalinista que quiere colectivizar la propiedad y destruir la seguridad jurídica.

Unos y otros se lo tienen que hacer mirar porque coinciden en apoyar la formula propuesta por Bruselas, pero se empeñan en sacar el garrote para golpear al contrario. Se puede argumentar que el problema no está en el impuesto a las eléctricas sino en el impuesto a la banca y, de hecho, es lo que ha dicho el PP. Pero la ministra de Economía, Nadia Calviño, ya ha dejado claro que se trata de no hacer daño.

Y a ti y a mí lo que nos importa es llegar a final de mes y que no haya pobreza energética. Pero Gobierno y oposición no quieren salir de las trincheras.