¿Por qué el anuncio de la despedida de un tío de 2 metros 15 nos ha gustado tanto a casi todos? Pau Gasol ha sido durante muchos años el tío educado, sin una mala palabra que sabía ganar, que sabía respetar. Nos gustaba desde antes de que llegara a los Memphis y nos ha gustado como se ha ido. ¿Por qué nos ha gustado? Nos ha gustado que quién lo ha conseguido casi todo en lo suyo no se haya aferrado frenéticamente, desesperadamente a una pista de baloncesto en la que no podía seguir. Nos ha gustado porque lo normal es que nos aferremos a lo que hemos conseguido, poseyéndolo, estirándolo más allá de todas las lesiones.
Seguramente Pau se haya ido así porque, como todo los vencedores, como todos los conquistadores, miraba con distancia y con ironía esas victorias y esas conquistas. Las victorias y las conquistas solo se poseen desde la ironía y la distancia, de otro modo provocan lesiones irreversibles.
Hace algunas semanas visitamos, visité, el banco de alimentos de Madrid, que es un lugar privilegiado para conocer bien el rostro de esta crisis. En esos caminos que la solidaridad carga de comida se comprenden lo vacíos que están ciertos discursos demasiado optimismas de políticos y de los que no son políticos. Cáritas, que de pobres lo sabe casi todo, ha publicado hace unas horas un informe desolador. Dice la gente de Cáritas que ola gigante esta azotando al conjunto de la sociedad española. La pandemia ha golpeado con especial fuerza a los que eran más frágiles, a los que tenían dificultades para mantenerse a flote.
Hemos oído al Gobierno repetir por activa y pasiva que estábamos a punto de volver a los niveles económicos anteriores a la crisis. Los pobres no han vuelto al nivel pre-crissi ni por asomo. En España en este momento hay 11 millones de personas que no pueden accedr al mercado laboral, a la educación, a las tecnologías de la información, a los sistemas de salud y protección social, once millones que se sienten indefensos e incapaces de asumir el control de las decisiones que les afectan en su vida cotidiana. A esto se le llama ahora exclusión social. Hay dos millones y medio más de excluidos desde que comenzó el COVID. Más datos.
Uno de cada cuatro españoles tienen problemas muy graves por el empleo o por la vivienda. No es solo que no tengan trabajo, es que si lo tienen les da con dificultad para vivr dignamente. Uno de cada cuatro. Tienen especialmente problemas las familias con hijos por las faltas de ayudas. Y en España tenemos en este momento seis millones de personas en exclusión social severa, o sea que son pobres, pobres de solemnidad. Son dos millones más que en 2018. O sea que el escudo social del que tanto habla el Gobierno no está funcionando, o está funcionando muy poco. De hecho, la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro, ha denunciado que el IMV no está llegando a sus potenciales beneficiarios.
¿Todas estas cifras que tienen dramas personales detrás que significan? Que sí, que saldremos de la crisis, pero que saldremos siendo una sociedad mucho mas desigual. La desigualdad tiene detrás muchos dramas personales, alimenta el populismo y desestabiliza la democracia.