Mytro Gurin es un diputado joven del parlamento ucraniano. Nació, creció y fue a la Universidad en Mariúpol, la ciudad del sudeste de Ucrania que las tropas de Putin están asesinando y bombardeando. Mariúpol es una ciudad portuaria, a las orillas del Mar de Azov, el final del Mar Negro. Mytro Gurin vive días de angustia porque ve cómo su ciudad está siendo destruida.
La angustia ha sido especialmente intensa después de que ayer supiéramos que el Teatro de Mariúpol había sido bombardeado. La noticia era especialmente trágica porque al parecer en el sótano del teatro se habían refugiado al menos mil personas. Las fotos muestran que parte del teatro ha quedado destruido. Mytro ha contado hace unas horas una formidable noticia.
Parece que la mayoría han sobrevivido. La historia del teatro es sobrecogedora porque las fotos aéreas muestran que a los dos lados del edificio se había escrito la palabra niños. Lo que puede significar que alguien había señalado el objetivo. Muchos parece que se han salvado del ataque al teatro pero en Mariúpol la muerte está por todas partes. Algunos de los cuerpos de los fallecidos por los bombardeos están siendo enterrados en fosas comunes, otros yacen en las calles sin sepultura. No nos habían contado y si nos lo contaron no prestamos atención, no nos habían contado el abismo de atrocidad que puede haber en las tripas de un hombre, de un genocida. ¿No habrá justicia para estos muertos? Sería admitir un absurdo. Justicia para ellos, no para sus familiares, no para Ucrania, para ellos, para los que yacen como si no tuvieran ni padre ni madre.
En España muchos pescaderos dicen que se han quedado sin género. No son solo los pescaderos. No es porque la guerra en Ucrania haya provocado desabastecimiento, es porque los transportistas que están en huelga han recurrido en algunos casos a la violencia con los camiones que estaban circulando. Llevamos 40 años esperando una ley de huelga. La organización que mantiene la huelga es una organización que agrupa, sobre todo, a autónomos y a PYMES. Las grandes organizaciones de transportistas no apoyan la huelga. La ministra de Transporte que seguramente no conoces ni te suena, Raquel Sánchez, ha dicho que no se va a reunir con la organización convocante.
Hoy son los transportistas, mañana serán los pescadores, y pasado otro sector. Crece el malestar. Hoy se han hecho públicas previsiones que dicen que la economía va a crecer este año menos que el año pasado y que la inflación se dispara. Sánchez, entre tanto, sigue con su gira europea, que bien está si consigue apoyar un cambio del sistema de fijar el precio del gas. Pero, como es habitual en él, le echa la culpa a otros. Sánchez pide a Europa medidas que él no toma y que puede tomar.