Fernando de Haro, sobre la TUR: "No se puede generalizar pero la mayoría de los casos depende del consumo"
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Empieza el fin de semana para muchos, a algunos les tocará ir de boda. Han empezado las lluvias pero seguimos en temporada alta de bodas. Lo nuevo en bodas es algo realmente singular: lo nuevo en bodas es casarse con una misma, digo con una misma porque son, sobre todo, las mujeres las que más lo hacen. Son bodas con la celebración de siempre pero sin la parte contratante de la primera parte. Esta extraña práctica ya la contaba hace un par de años Iciar Bollain en su película 'La Boda de Rosa'.
Casarse con una misma no es incompatible con estar enamorada de un hombre. Una de las defensoras de esta práctica explica que es la culminación de un proceso de aceptación personal en el que aprendes a quererte, a aceptarte. Aprender a quererse y aceptarse no es poco, es arduo. Suelo ser más fácil cuando alguien te acompaña, en eso consiste o consistía casarse.
Viene el frío y muchos, muchos españoles se estan pasando de la tarifa del mercado libre del gas a la Tarifa del Último Recurso. En el mercado del gas como en el mercado de la electricidad hay dos tarifas. TUR y Mercado libre.
La Tarifa de Último Recurso (TUR) es el precio regulado del gas, cuyo valor es supervisado por el Gobierno cada tres meses. 1,5 millones de hogares están acogidos a la TUR y en los últimos tres meses han pagado aproximadamente la mitad que con el contrato más barato del mercado libre. El contrato del mercado libre oscila y lo han sucrito 7 millones de hogares. No se puede generalizar pero en la mayoría de los casos depende del consumo y parece más interesante pasarse a la TUR.
Los líderes de la UE han estado reunidos en un Consejo Europeo en Bruselas precisamente para intentar llegar a un aucerdo que abarate el precio del gas. Sobre la mesa estaba la propuesta de ponerle un tope al precio del que gas que se compra fuera de Europa, pero la fórmula no ha salido adelante. Solo habrá un tope cuando el precio sea excesivo. El Consejo Europeo ha servido también para certificar que queda sepultado uno de los proyectos energéticos a los que Sánchez había dedicado más esfuerzos en los últimos tres meses: el famoso Midcat. El Midcat es un proyecto para unir España con Francia con un gaseoducto. Las obras del gaseoducto ya están empezadas y España ha invertido en ellas una pasta: 3.500 millones de euros. España pretendía suministrar gas a Europa, y romper el aislamiento península. Macron se ha opuesto y se ha salido con la suya.
El Midcat se ha sustituido por otro proyecto mucho menos ambicioso para unir Barcelona con Marsella por mar. El Midcat, como digo, ha muerto. Y no vamos a recuperar los 3.500 millones de nuestros impuestos que nos ha costado.